Llegamos lloviendo, ahora llueve ahora no llueve, pero eso no
nos quitó la intención de irnos a la zona de los Lobos y pedirnos dos sí y
uno,
no (pinchos morunos picantes o no picantes). De ahí a los Caballeros a por
las mixtas. Tan ricos los unos como las otras, riquísimos, y bien de precio.
Combinación ideal. Antes de comer, todo hay que decirlo, de camino a los Lobos,
nos surtimos en una librería, “La Ruta Románica zamorana” un cómic infantil y
unas leyendas de la zona. También aprovechamos para ver la exposición acerca de
Claudio Rodríguez en la Biblioteca Central. Y después de comer, dimos un
pequeño paseo y a dormir.Palacio de los Momos |
Museo del Prado en una plaza de Zamora |
A la mañana
siguiente, un desayuno opíparo y a la Plaza Viriato, donde está el Parador,
para hacer la excursión de la Zamora románica. Con Eva, la guía. Estupenda.
Amena y conocedora de su tierra. Empezamos entonces conociendo a Viriato, la
bandera, la “seña bermeja” y las curiosidades de la plaza.
Rúa de los
Francos adelante, parada en la panadería para conocer los dulces artesanos de
la zona (ricas ricas las miniaceitadas, pero los MOJICONES no le van a la
zaga), y empezamos con la ruta románica propiamente dicha. Iglesia de la
Magdalena y un largo etcétera, ya se sabe que en Zamora hay veintitrés iglesias
románicas. En la de la Magdalena llama la atención, además de la puerta de
entrada, el sepulcro de una mujer poderosa a juzgar por el sepulcro, ¿una
Urraca? Chi sà? Ha habido tantas Urracas... y, sin embargo, que poco explotado
está el nombre, y es que “ser una urraca” no gusta a nadie, aunque los
brillibrilli bien que nos gustan a todos.
De camino a
la catedral, el mirador del Troncoso, el río Duero y sus puentes; y el Rincón
Poético. Poemas que hablan de Zamora y de su Duero. Saludo a la Virgen del Amor
Hermoso que yo bien pensé que una Virgen con ese nombre no existía. Y la
catedral, con su cimborrio de estilo francés, qué cosas y pensando que era
árabe Me llamaron la atención las “teles” medievales ¡mantienen el color! Y el
coro, impresionante. También hay que destacar los tapices.
Casa del Cid Campeador |
La "tele" medieval |
El Campo de
la Verdad, el Portillo del Traidor:
Bellidos Dolfos
Hijo de Dolfos Bellidos
Que si gran traidor
Fue su padre
Mayor traidor
Fue su hijo [...]
Así lo cuenta el Romancero y cómo muere ajusticiado en el
Campo de la Verdad, atado a cuatro caballos, claro que matar al pobre Sancho
con su propia espada cuando estaba defecando, tiene tela la cosa.
Ahí se acaba
la visita guiada y comienza el paseo. Oficina de Turismo y ruta de Claudio
Rodríguez, hay que sacudirse el polvo medieval.
Ya para
comer, rumbo a Miranda do Douro donde hay que sumergirse en el mirandés que
pariente cercano del asturiano es. Comemos por allí y ya después, la estrella
del viaje: un paseo por el Duero.
Muy
relajante este crucero. No tiré moneda al agua (Dios me libre, con lo cuidado
que estaba todo) pero juro que volveré, a esa zona o a otra. Una experiencia
relajante. Alejados del mundanal ruido, de la ciudad, de los automóviles,
abrimos bien pulmones, aire puro. Me trajo a la memoria el viaje a Noruega y
por un momento me teletransporté. Navegar por el Duero no son los fiordos
noruegos. Nada que ver, pero a mí me lo
trajo a la memoria. Los organizadores, muy profesionales. Nos encantó pero se
nos hizo muy muy breve.
Después otro
pequeño paseo por Miranda y de nuevo a Zamora, a la ruta modernista y a tapear.
El domingo,
cumpleaños feliz, cumpleaños feliz... y, lo primero, la exposición DIBUJANTAS,
no fuera a ser que no hubiese tiempo. Ojalá la traigan a Asturias y podamos
verla de nuevo. Y tras ella, sumergirnos de nuevo en el mundo medieval: el
Castillo, la casa en la que vivió Rodrigo Díaz de Vivar, la iglesia donde fue
armado caballero, las Aceñas de Olivares...
Literatura y
arte, medievalismo y siglo XX, una combinación perfecta para un cumpleaños
único. Zamora no se gana en una hora. Nos han quedado muchas ganas de volver a
Zamora y recorrer sus alrededores, queda Toro pendiente, Fermoselle... ¡Grande
Zamora!
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