¿Hay que hacer pruebas iniciales? ¿Cómo han de ser esas
pruebas iniciales? Yo personalmente pienso que hay que hacerlas, hay que conocer
el terreno en el que nos movemos y hay que marcar las pautas de lo que crees
has de ser el curso que se avecina. ¿Cómo han de ser esas pruebas? Esas pruebas
han de adaptarse al nivel, a la materia y al profesor, porque, a fin de
cuentas, “cada maestrillo tiene su librillo”.
Este curso
tengo tres niveles. ¿He hecho las mismas pruebas iniciales? No, ni siquiera he
acabado de hacer las pruebas iniciales. El curso acaba de empezar, y en una
materia como Lengua Castellana y Literatura hay muchos aspectos que valorar, no
se trata sólo de ver la ortografía y/o la gramática. En esta materia tenemos
cuatro destrezas lingüísticas con las que trabajar: leer y escribir, hablar y
escuchar.
En 2º de
Bachillerato, el tiempo del curso es menor y la materia densa, así que hay que
hacer de las pruebas iniciales una manera de avanzar. Cierto, llegué y les puse
sobre la mesa una prueba inicial de esas escritas que tanto recuerdan a los
exámenes, a fin de cuentas, no deja de ser un examen. Esas que dejan de ver que
la gramática se olvida según se estudia; que el verano borra lo que es un
sustantivo y la arena de la playa se traga las conjugaciones verbales. Esa
también que deja ver quién ha avanzado ya en las lecturas del curso, quién recuerda
la literatura que se dio en cuarto de la ESO, quién sabe cómo presenta una
prueba… Esta semana comenzaremos a leer y, con ello, podremos saber qué tal esa
destreza.
En la ESO,
para mí es otra historia. En la ESO no veo la necesidad de pasar un modelo tipo
examen para hacer una prueba inicial. En la ESO prefiero ver cómo leen, cómo
hablan, cómo piensan, cómo escriben y cómo escuchan. Por eso en 1º de la ESO,
además de las instrucciones de cómo organizar el cuaderno hicimos otras cosillas,
trabajando individualmente y en grupo.
Leímos una
breve obra de teatro de Fernando Arrabal, Picnic, que siempre es un acierto pero que dada la
situación social que estamos viviendo venía muy a cuento; y además, como esta
semana pasada en Oviedo celebrábamos San Mateo (con su consecuente comida en un
prao de un bollo preñao) era miel sobre hojuelas. Leer teatro nos
permite poder escucharlos a todos leer, pero también nos permite poner sobre la
mesa la improvisación teatral -vemos el trabajo en grupo, el miedo escénico…-
¿Escuchamos?
Lo que hicimos en la siguiente sesión, tras la lectura de la obra y las
improvisaciones, fue que yo leía el álbum ilustrado El enemigo. Ellos debían
estar atentos a lo que leía pero también a las imágenes que se mostraban del álbum
(al final de la lectura, el álbum circuló por la clase para que todos pudieran
ver las imágenes. Hubo quien pasó el libro sin abrirlo, la misma persona que no
miró las ilustraciones mientras yo leía, pueden verse muchas situaciones
mientras una lee).
Tras
la lectura debían escribir un texto en el que se reflexionara sobre las
similitudes y las diferencias entre ambas obras, debiendo cerrar su texto con una
declaración de cuál de las dos obras les había gustado más y por qué.
Pusimos
algunas en común en la siguiente sesión. La puesta en común de los ejercicios
es muy importante, siempre que se haga desde el respeto y la consideración. Destacamos
un aspecto que nos haya gustado de la redacción de nuestro compañero y, otro,
que, en cambio, creemos que debería mejorar. Todos hacemos cosas que están bien
pero siempre podemos mejorar algo a juicio de los demás. Esta puesta en común,
nos lleva en ocasiones a darnos cuenta a nosotros mismos de que aspecto debemos
mejorar; pero sobre todo da confianza a aquellos que piensan que otros todo lo
hacen bien y ellos todo mal.
En
estas primeras sesiones todo lleva tanto tiempo (máxime cuando eres la tutora y
debes resolver cuestiones de primera necesidad que no son lingüísticas
precisamente) y no pude ponerle a Miguel Gila llamando al enemigo (“¿Es usted
el enemigo?”) porque nos habríamos reído un rato. Quizá algún día nos queda un
huequito para la risa y el humor.
En
3º de la ESO empezamos con la lectura de El chico de la última fila de
Juan Mayorga para adentrarnos en la escritura de una obra teatral, tal y como
propone la Fundación Princesa de Asturias. No todos están obligados a
participar, pero sí a escribir como prueba inicial. La verdad que empezar con
Mayorga en 3º de la ESO es poner el listón muy alto, pero parece que al grupo
no habrá listón que se les resista. Continuará…
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