domingo, 25 de septiembre de 2022

UN, DOS, TRES... COMENZAMOS. PRUEBAS INICIALES



¿Hay que hacer pruebas iniciales? ¿Cómo han de ser esas pruebas iniciales? Yo personalmente pienso que hay que hacerlas, hay que conocer el terreno en el que nos movemos y hay que marcar las pautas de lo que crees has de ser el curso que se avecina. ¿Cómo han de ser esas pruebas? Esas pruebas han de adaptarse al nivel, a la materia y al profesor, porque, a fin de cuentas, “cada maestrillo tiene su librillo”.

              Este curso tengo tres niveles. ¿He hecho las mismas pruebas iniciales? No, ni siquiera he acabado de hacer las pruebas iniciales. El curso acaba de empezar, y en una materia como Lengua Castellana y Literatura hay muchos aspectos que valorar, no se trata sólo de ver la ortografía y/o la gramática. En esta materia tenemos cuatro destrezas lingüísticas con las que trabajar: leer y escribir, hablar y escuchar.

              En 2º de Bachillerato, el tiempo del curso es menor y la materia densa, así que hay que hacer de las pruebas iniciales una manera de avanzar. Cierto, llegué y les puse sobre la mesa una prueba inicial de esas escritas que tanto recuerdan a los exámenes, a fin de cuentas, no deja de ser un examen. Esas que dejan de ver que la gramática se olvida según se estudia; que el verano borra lo que es un sustantivo y la arena de la playa se traga las conjugaciones verbales. Esa también que deja ver quién ha avanzado ya en las lecturas del curso, quién recuerda la literatura que se dio en cuarto de la ESO, quién sabe cómo presenta una prueba… Esta semana comenzaremos a leer y, con ello, podremos saber qué tal esa destreza.

              En la ESO, para mí es otra historia. En la ESO no veo la necesidad de pasar un modelo tipo examen para hacer una prueba inicial. En la ESO prefiero ver cómo leen, cómo hablan, cómo piensan, cómo escriben y cómo escuchan. Por eso en 1º de la ESO, además de las instrucciones de cómo organizar el cuaderno hicimos otras cosillas, trabajando individualmente y en grupo.

              Leímos una breve obra de teatro de Fernando Arrabal, Picnic, que siempre es un acierto pero que dada la situación social que estamos viviendo venía muy a cuento; y además, como esta semana pasada en Oviedo celebrábamos San Mateo (con su consecuente comida en un prao de un bollo preñao) era miel sobre hojuelas. Leer teatro nos permite poder escucharlos a todos leer, pero también nos permite poner sobre la mesa la improvisación teatral -vemos el trabajo en grupo, el miedo escénico…-

              ¿Escuchamos? Lo que hicimos en la siguiente sesión, tras la lectura de la obra y las improvisaciones, fue que yo leía el álbum ilustrado El enemigo. Ellos debían estar atentos a lo que leía pero también a las imágenes que se mostraban del álbum (al final de la lectura, el álbum circuló por la clase para que todos pudieran ver las imágenes. Hubo quien pasó el libro sin abrirlo, la misma persona que no miró las ilustraciones mientras yo leía, pueden verse muchas situaciones mientras una lee).

              Tras la lectura debían escribir un texto en el que se reflexionara sobre las similitudes y las diferencias entre ambas obras, debiendo cerrar su texto con una declaración de cuál de las dos obras les había gustado más y por qué.

              Pusimos algunas en común en la siguiente sesión. La puesta en común de los ejercicios es muy importante, siempre que se haga desde el respeto y la consideración. Destacamos un aspecto que nos haya gustado de la redacción de nuestro compañero y, otro, que, en cambio, creemos que debería mejorar. Todos hacemos cosas que están bien pero siempre podemos mejorar algo a juicio de los demás. Esta puesta en común, nos lleva en ocasiones a darnos cuenta a nosotros mismos de que aspecto debemos mejorar; pero sobre todo da confianza a aquellos que piensan que otros todo lo hacen bien y ellos todo mal.

              En estas primeras sesiones todo lleva tanto tiempo (máxime cuando eres la tutora y debes resolver cuestiones de primera necesidad que no son lingüísticas precisamente) y no pude ponerle a Miguel Gila llamando al enemigo (“¿Es usted el enemigo?”) porque nos habríamos reído un rato. Quizá algún día nos queda un huequito para la risa y el humor.

              En 3º de la ESO empezamos con la lectura de El chico de la última fila de Juan Mayorga para adentrarnos en la escritura de una obra teatral, tal y como propone la Fundación Princesa de Asturias. No todos están obligados a participar, pero sí a escribir como prueba inicial. La verdad que empezar con Mayorga en 3º de la ESO es poner el listón muy alto, pero parece que al grupo no habrá listón que se les resista. Continuará…

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario