En mi presentación en 1º de la ESO de un tiempo a esta parte,
desde que conozco el álbum, siempre me acompaña La niña de los libros.
Me gustan los libros como objetos, sin embargo, me gustan más por lo que llevan
dentro, no solo palabras como piensan algunos, los libros llevan dentro vidas.
Supongo que es por eso por lo que creo que la lectura puede salvar vidas, quizá
no hablemos de Medicina, hablamos de magia, la magia de los libros de la que
tanto se habla. Dice el escritor turco y premio Nobel Orhan Pamuk “Un día leí
un libro. Y me cambió la vida”, con las lecturas recomendadas a mi alumnado,
busco, precisamente, algo parecido; busco que si aún no han encontrado ese
libro que les cambie la vida, se animen a buscarlo, a seguir intentándolo.
Durante
muchos cursos, las lecturas en el ámbito académico iban ligadas a trabajos en
los que había que hacer el resumen, el autor, la valoración personal; o, bien,
el examen. Hasta que un día apareció en mi vida el Knolling, no puedo
recordar cómo llegó a mí, pero a quien lo trajo a mi vida profesional, gracias
gracias gracias.
Con esta actividad
se pueden trabajar las cuatro destrezas básicas de la lengua, además de la
creatividad para componer una imagen, ¿qué más se puede pedir? Así planteamos
la actividad para quien pueda interesar:
a) a) Cinco semanas para la lectura de la obra Charlie
y la fábrica de chocolate de Roald Dahl y la realización de un knolling
acerca de la lectura. ¿Qué es un knolling? La composición de una imagen con
objetos representativos.
b) b) Escribimos dos textos. Uno continuo, un texto expositivo-argumentativo
que nos serviría para organizar lo que diríamos en la exposición oral: una
introducción hablando de la lectura (para ella nos apoyábamos en un criterio de
autoridad, una frase dicha por una persona relevante); un desarrollo explicando
el porqué de los objetos elegidos en el knolling; y finalmente, nuestra opinión
sobre la obra (fijándonos en su lenguaje, su extensión, sus personajes, su
comparación con las películas…). Además, realizamos un segundo texto, en este
caso, discontinuo, el guion para la exposición oral. (Estuvimos en el aula de
informática para que cada uno pudiese tener su knolling delante).
c) c) El tercer momento fue la exposición oral. Con nuestro
saludo inicial, nuestra introducción, cuerpo y conclusión; y cerrando la exposición
con un “gracias, ¿alguien tiene alguna pregunta?” ¿Qué distinto es hacer una exposición teniendo una imagen que nos acompañe? (Ojalá se hayan dado cuenta de esto).
d)
d) Tras la exposición de cada compañero/a, en nuestro
cuaderno anotábamos la valoración que hacíamos a su trabajo. Un aspecto que
resaltábamos positivamente y aquel en el que le convendría mejorar, siempre desde el respeto. Por supuesto,
recogíamos también en nuestro cuaderno las valoraciones que los compañeros y
compañeras hacían de nuestra exposición y/o knolling.
e) e) Para acabar, todos, incluida la profesora, hicimos la
REFLEXIÓN FINAL. Un texto en tres partes: en la primera hablaríamos de la
actividad en general (lectura, knolling y exposición); en el segundo, del
trabajo del grupo-clase; y, finalmente, reflexionaríamos sobre cómo habíamos
trabajado nosotros. Un texto breve, porque el tiempo, es lo que tiene, que
vuela.
Prometí colgar mi texto de REFLEXIÓN FINAL, y ahí va, hecho
en cinco minutos en clase:
En mi
opinión la actividad resulta muy interesante porque cada knolling permite ver
en qué se ha fijado del libro cada uno, qué le ha llamado la atención:
demuestra que un libro es muchos libros, porque no hay dos knollings iguales.
Además, nos permite trabajar varios aspectos de la materia que servirán para
calificar distintos criterios de evaluación.
Esto último
que he destacado es lo más negativo para las seis personas que no han realizado
el trabajo. No todas esas personas están en igualdad de condiciones, una
persona ha hecho el knolling y hoy no ha asistido; otra ha hecho el knolling
pero dice no haber preparado la exposición; otra persona dice haber leído el
libro; y las otras tres… quizá ahora TODOS ELLOS reflexionen y lo hagan. El
resto, los quince que lo hicieron, con sus diferencias y sus dificultades han
hecho un trabajo digno, ninguno ha suspendido. Han compensado unas partes con
otras.
Por mi
parte, debo mejorar el tema del tiempo para la realización de los dos textos
escritos, se hubiese necesitado, al menos, otra clase más. Hemos dedicado poco
tiempo a diferenciar entre un texto expositivo escrito y un texto expositivo
oral. Parece algo muy obvio, pero no lo es. Me consuela pensar que aún nos
queda curso para trabajar mejor este aspecto.
Para
terminar les he pedido permiso para colgar sus knollings en este blog, y han
sido muchos quienes me lo han concedido. No pondré sus nombres por aquello de
la protección de datos de menores, pero, la verdad es que merecerían ser
conocidos. Gracias a todas y todos.
Me gusta ver lo que subes Deli.
ResponderEliminarMuchas gracias, José Manuel. A mí me gusta que te guste y me anima a seguir haciéndolo. Gracias por decírmelo.
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