Todas las películas tienen una
banda sonora que las hace aún más grandes (DEP el Sr. Morricone) y todas
nuestras grandes historias también suelen ir ligadas a una. Esta que os quiero
contar hoy, también la tiene, y comienza así:
Hace tiempo
Que vive en un cuento
Del cual
No quiere salir…
Cuando
tenía tres años nuestro pequeño heredero dijo que quería hacer un viaje en
autocaravana. Ante una afirmación tal mi madre me hubiese dicho “y yo quería un
coronel y él no me quiso a mí” (mi madre siempre utilizaba esta frase, supongo
que me ayudó a aprender la diferencia entre lo literal y lo literario). Nosotros
dijimos “yaaaaa, claroooo, un viaje en autocaravana. Pues para eso vas a tener
que ahorrar”. Desde entonces dinero que le daban o nos sisaba iba a parar al
proyecto “viajar en autocaravana”.
Han
pasado cinco años desde entonces y viendo que él no cesaba en su ahorro la idea
se iba fraguando poco a poco en nuestras cabezas, a veces, su padre y yo nos
decíamos “pues va a ser verdad que vamos a viajar en autocaravana”. Jamás lo
habríamos imaginado antes de aquella frase premonitoria.
Cuando
en diciembre/enero reservamos nuestras vacaciones para este verano, nos planteamos
unas vacaciones distintas a todas las que habíamos hecho desde que nació
nuestra joya. Sin embargo, el Covid-19 que todo lo transforma ha hecho que
pospongamos (no nos devuelven el dinero) un año ese plan y empezásemos a pensar
en planes B y C. Plan B: casita/apartamento en la costa asturiana, imposible;
plan C, plan C… ya sabéis cuál fue el plan C. Viajar en autocaravana.
Rumbo hacia un lugar
desconocido
Lejos de un hogar tan
aburrido…
Un
hogar aburrido. Desde que el colegio se vino a casa, los hogares yo creo que se
han vuelto más aburridos. Muchos padres y madres han pensado “qué ganadas
tienen las vacaciones los maestros”. Cierto que pocos lo reconocerán, cierto
que muchos están deseando que llegue un septiembre presencial (pero sin virus o
con este controlado) en el que los maestros y profesores hagan imperar el
silencio y el trabajo.
Date prisa, envuélvete en
la brisa
Y olvida tu mal humor…
Lo cierto es que como os decía más arriba la
idea se iba fraguando en nosotros y el 8 de marzo estuvimos en el Salón del
Camping de Avilés, así que comenzábamos a dar nuestros primeros pasos en esa
locura, por eso no nos pareció un plan C nada descartable. A mediados de julio
aproximadamente comencé a mandar whatsapp a todas las empresas asturianas que
se dedicaban al negocio, comenzando por aquellas que habíamos visitado en la
Feria o Salón.
“Del ayer ya no queda nada
Mas me divierte tal y como
soy”…
Nuestra
suerte llegó al tropezar en internet con Autocaravanas Asturias. Tenían libre
una semana una de sus autocaravanas y encajaba con nuestras fechas… ¡Allá
vamos! Las dudas, por supuesto, empezaron a precipitarse. Especialmente la que
más me rondaba era qué pasaba si la autocaravana sufría un accidente, ¿nos
quedamos sin vacaciones? Evidentemente, nos devolvían nuestro dinero (antes
intentarían encontrarnos otra) pero nuestras vacaciones se verían frustradas,
así que no consideré como real el viaje hasta que el mismo lunes nos subimos a
ella. Soy como soy.
“Ha comenzado a subir el
telón…
No tengas miedo, solo precaución…”
Algunos
estaréis pensando: ¿se necesita un carnet especial?, ¿se conducirá bien?,
¿mismas limitaciones de velocidad?, ¿se puede ir durmiendo?, por cierto, ¿dónde
dormir? O en lo que seguro más pensáis ¿aguas grises?, ¿aguas negras? Claro que
yo también pensaba en todo eso, mi cabeza nunca deja de centrifugar, se
estropeó un día en ese botón y ahí lo tengo siempre dando vueltas y vueltas a
toda velocidad.
“Siempre enganchado no
querrás salir…”
Por
supuesto, otra cuestión que me preocupaba mucho era la ruta. Se ha repetido
tanto este verano que ha sido una de las opciones más demandadas que me
imaginaba llegando a los sitios y no teniendo dónde dormir; soñaba con la Guardia
Civil golpeando nuestra puerta a las tres de la madrugada para decirnos que ahí
no se podía pernoctar; campings abarrotados; carreteras en las que no se podía
dar la vuelta… centrifugado continuo, ya os digo.
“Tanta tanta tanta locura y
Siempre pensando en ti…”
Dada
la pandemia teníamos claro que el destino era la costa asturiana y pues había brote
en la Mariña lucense tiraríamos para el Oriente. También barajamos la
climatología asturiana, entonces fue cuando pensamos que se trataba de un viaje
que no requería de tanta planificación previa, seríamos más libres que nunca, solo
los brotes de la Covid-19 y el clima determinarían nuestro ir y venir. Iríamos
sin prisas, sin metas, sin destinos… de eso tenía que tratarse ir en
autocaravana.
“El destino crece en cada
rincón”…
Para
mis tres mil dudas, tuve antes y durante el viaje a Cecilia de Autocaravanas
Asturias pendiente de mis mensajes ya fueran estos de mañanas, tardes o noches.
Me surgía una incertidumbre y ella siempre estaba al otro lado para
aconsejarnos “¿tendré frío? ¿Pasaré calor?”. Todo, todo, todo se lo preguntaba
y siempre respondía amablemente. Fue una grandísima ayuda para que esta
experiencia se convirtiese en inolvidable. Experiencia que repetiremos, dormir
a los pies de una playa sin haber tenido que reservar con antelación es un lujo
que en autocaravana está al alcance.
“Brindaré por ti
Recordando cómo
Y dónde fui”…
Lo
cierto es que todo salió a pedir de boca. Siempre dormimos donde quisimos, no
nos paró la Guardia Civil para nada; no tuvimos ningún problema en carretera;
respetamos la norma que pusimos “semana sin pantallas”; lo de las aguas grises nos
pareció de risa y lo de las negras, muchísimo más fácil de lo que imaginábamos;
nos habían recomendado que la primera experiencia la hiciéramos en una
autocaravana grande, por suerte, así lo hicimos, así que no nos resultó pequeña
-si bien es verdad que más de seis metros de vehículo tiene limitaciones en
algunos espacios-; que los “autocaravanistas” son una tribu, una tribu nómada
que se saluda en carretera; aprendimos a no malgastar papel higiénico ni agua;
también que los atascos en las autopistas se libran metiéndose en la primera
salida y durmiendo donde no imaginas; y lo más importante que hay una aplicación
buenísima que convierte el viaje en autocaravana en un dulce paseo… Por cierto,
importante, aprendimos que mientras te desplazas es un vehículo, cuando estacionas
es tu casa… sabido eso, se sabe prácticamente todo lo que hay que saber.
“Es natural, en ella es
natural”…
Aproveché
el viaje para leer un libro que llevaba mucho tiempo en mi lista de pendientes:
La inutilidad de lo útil de Nuccio Ordine. Una obra que aprovecho para
recomendar. Sus artículos nos ponen los pies en la tierra. El peque se puso las botas a
leer porque al tener una mesa donde apoyar el libro, los trayectos eran para él
paseos de lectura. Por supuesto, como ya os habréis dado cuenta también para
escuchar y cantar muchos de los temas de “De la piel del diablo" de Tino Casal.
"Embrujada
vive encadenada
a un viejo televisor".