Mi hijo siempre me pregunta "si
no fueras profesora, ¿qué te habría gustado ser?" Yo siempre le respondo
que profesora porque nunca pensé en ser otra cosa. De pequeña pasaba el tiempo
en mi habitación con mi pizarra y mis muñecas. Anda que no aprendieron aquellas
muñecas, de las más listas del país... Como mi respuesta le enfada, lógicamente
pues no responde a su interrogación, le digo que me habría gustado ser librera
(moverme entre libros, recomendarlos, vivir entre el olor constante de libros
nuevos sería un placer). "¿Otra, otra?" (Los niños siempre quieren
más). Una floristería. Al final, todo se reduce a lo mismo: belleza.
En ningún
momento, pese a vivir entre libros, me he planteado ser editora ni agente
literaria. Nunca. ¿Por qué? No lo sé, no me lo he planteado. Este final de
curso ha sido extraño, de eso somos todos conscientes. El alumnado, ya se sabe,
para unos ha trabajado, para otros, no, cada uno cuenta la feria como le va en
ella. A mí me han puesto deberes (se ve que necesito mejorar). Me han pedido
que me lea la obra de más de doscientos folios que uno o una de ellas ha
escrito. Son deberes-juego. Debo leer la novela y averiguar quién de cinco
exalumnos la escribió. Yo les he dicho que no es a mí a quién debían enviarla
si no a una editorial. No. Ellos querían que yo la leyese. Y yo que nunca quise
ser editora ni agente literaria, pero sí muy mandada, me la he leído.
Cinematográfica
donde las haya, plagada de diálogos; de flash-back que recogen muy bien con la
tipografía cursiva; personajes descritos a través de sus acciones... Con
variedad de narradores. Personajes que tienen pasado, presente y algunos, no
muchos, futuro (así que promete que si hay nuevo confinamiento-porque lo
escribió en ese período- es posible que haya segunda parte). Ironía que le da
ese ácido humor del que algunos gastamos. Sexo, homosexualidad y tensión
emocional entre distintas parejas. Supongo que no falta ninguno de los
ingredientes que todo adolescente necesita en su vida.
Incluso un
personaje, Adelia García Lobo, Deli, ¿os suena? Una mujer de cincuenta y cinco
años (😕), que cree que tiene veinte, que morirá pronto en estos nuevos "Juegos del
Hambre", no solo por su estado físico, lamentable, del que se habla; si no, más
bien, por su inocencia e ingenuidad. Por confiar en los demás, por creer que
todo el mundo es bueno.
La he leído
como mujer, no como profe. No he cogido el boli rojo para ir marcando los
"delante suyo" que tanto me chirrían ni rodeando con un círculo las
faltas de ortografía -que tampoco hay tantas-, supongo que eso habría de
hacerlo su agente literaria. Como profe, por deformación profesional, hay
algunas cosillas que me gustaría enseñar, pero como lectora, y no siendo este
mi género, me reído con algunos personajes y no me he escandalizado a pesar de
mis veinte años de esas escenas de sexo violento como pensaban que podría
pasar.
Después de
estos días leyendo la obra, solo espero que cuando me hagan la prueba de
lectura hayan estrenado ya la película porque con tanto nombre coreano me
pierdo y con tanto personaje me hago un lío de quién muere a manos de quién.
Eso sí, me quedo con la alegría de saber que durante el confinamiento a algunos
adolescentes les ha dado para algo bueno.
Brindo por
el Cine y la Literatura con una buena Música de fondo en Libertad y en
confinamiento.
Con esa edad, seguro que se trata de otra Adelia García Lobo.
ResponderEliminarImagino que estarás muy contenta y orgullosa de esos alumnos. Mira, el que siembra recoge.