De La pequeña oruga glotona y de Eric Carlé ya está dicho todo (y más). Se trata de un álbum para los más pequeños que si no conocéis ya estáis tardando en ir a la biblioteca a buscarlo. Una joya, un clásico de la Literatura Infantil (para quienes os guste hablar de estas categorías) que se ha editado en muchos formatos, más grande, pop up, pequeñito para llevar colgado en la silla, me atrevería a decir que todos ellos en cartoné porque es un libro para jugar, para divertirse, para conectar con la naturaleza, para conocer los días de la semana, para reconocer lo deliciosa que es la fruta … y los pasteles, los dulces, pero sobre todo es un libro para sorprenderse una y otra vez.
El personaje, la pequeña oruga, es tierno, lo vemos nacer y enseguida nos encariñamos con él, y pasa tanta hambre, pero tanta hambre, que cómo no quererlo. Lo vemos crecer, lo acompañamos en su búsqueda, en su viaje, hasta que al final... acabamos por enamorarnos de él. De ahí que sea un personaje adorable para los más pequeños y pequeñas de la casa.
A mi heredero, de casi seis añitos, la pequeña oruga ya le queda muy pequeña. Eso no quita para que el cariño que nació hacia ella haya pasado. Siempre será la pequeña oruga, la muy pequeña oruga glotona. Con ella, como decía arriba, aprendimos muchas lecciones; y con ella empezamos en el mundo de la repostería.
Este libro nos sirvió de inspiración para crear un postre muy apetitoso para los niños y niñas, también para muchos mayores, nada sano seguramente, qué sería de la vida si no nos diéramos algún capricho.
¿Quién no conoce esas dulces rosquillas con agujero en el centro tan famosas en el mercado español desde hace muchísimos años? Pues muy bien, se parten a la mitad -esto es lo único que tiene que hacer el adulto- y se colocan en forma de oruga. Regaliz o palillos nos pueden servir para las antenas, pastillas -de chocolate o no- para los ojos y voilá. Ellos lo pasan bomba porque los hemos dejado cocinar y el resultado es muy bonito y vistoso si se eligen distintos tipos de dulces rosquillas con o sin chocolate, blanco o negro... Por supuesto, inspirados en el magnifico cuento podemos, como la oruga, darnos un atracón de chuches y colocar en la bandeja gominolas con forma de fresas, de manzanas, de melocotones... todas serán bien recibidas.
Como os decía, hace muchos años que nosotros hacemos "Dulces orugas glotonas" y para ocasiones muy especiales sabemos que es un postre que no nos puede faltar. Para los/ las que como a mí no les guste cocinar, quedamos como reyes y reinas y los herederos disfrutan como lo que son, esos pequeños bajitos.
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