lunes, 30 de julio de 2018

TODA LA VIDA ES CUENTO Y LOS CUENTOS CUENTOS SON


A raíz de mi publicación "Unos brioches, por favor" una amiga me escribió un correo para contarme su experiencia (su buena experiencia) con la novela. Me quedé sorprendida al descubrir que alguien leía lo que escribía. Sorprendida y gratamente emocionada le prometí que la próxima vez me esmeraría más. Sin embargo, el tiempo del que dispongo no es mucho y un buen trabajo tiene que tener poso. Hay que hacer borradores, consultar, revisar, investigar, volver a revisar... un proceso laborioso. Así que a cambio de un buen trabajo voy a hablarle de un buen libro. Un buen libro que estoy segura de que a ella le gustará. Por supuesto a muchos más, yo creo que a todo aquel al que le guste la ironía, el sarcasmo, la mordacidad contada con dosis de surrealismo. Confieso que lo leí hace unos meses y que aún lo llevo en la memoria como un libro para tener presente en muchas dispares ocasiones (ya que estoy confesando, algunos cuentos los barajé para mis chicas de las tardes de los martes, ellas saben quiénes son).

No es un libro nuevo, sus historias vieron la luz hace ya diez años, así que seguramente mi amiga, gran conocedora, tenga ya su opinión formada, como dirían los toreros "va por ustedes".

Esta segunda edición que ha llegado a las librerías en la primavera de 2018 de El río que se secaba los jueves (y otros cuentos imposibles) de Víctor González está ilustrada por el Premio Nacional Pablo Amargo que una vez más nos sorprende con sus aportaciones a pesar de que parezca que va a ofrecernos lo mismo. Jamás lo hace. Pienso que ahí reside la magia de este ilustrador. Creemos que ya lo hemos visto todo de él y estamos en pañales en cuanto a lo que va a ofrecernos en cada una de sus nuevas entregas. Ha sido la editorial Kalandraka quien en tapa dura nos lo ha regalado (o sea, publicado, no se entienda mal).

Pequeños cuentos, algunos microcuentos -por aquello de que nos lleva más tiempo, mucho más, pensar en ellos que leerlos un montón de veces-, que rompen con todos los tópicos. Clasificados en diez bloques no dejarán de cautivarnos. Por ejemplo en "La fábrica de princesas" el genio que hacía las mejores princesas de cuentos tenía un método para dotarlas de vida que no era para nada del gusto de los príncipes. También tenemos la oportunidad de conocer al hombre más perezoso del mundo. Leer finales como:

"El loro estalló:
_Sois una pandilla de animales. No se puede hablar con vosotros. ¿Cómo tengo que decirlo? Soy un loro. ¡Un loro! ¿Es que no entendéis el español o qué?"



A mí con este primer final, final del primero de los cuentos, ya me hizo su deudora.

Hablando de finales, acércate al principio y no querrás que se acabe. Te sacará más de una sonrisa.

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