martes, 1 de mayo de 2018

LUCES, POR FAVOR




A veces me levanto y soy Adelia. Esa “A-“ inicial me vuelve oscura, tosca... Enseguida me doy cuenta y debo recordarme que se necesita luz, que la “A-“ me pesa, y me la quito, me vuelvo Deli.

En ocasiones, es cierto, voy por la calle siendo Adelia, llego a trabajar y sigo siendo Adelia, incluso puedo volver del trabajo con una “A-“ muy grande.

Otras, en cambio, lo percibo muy rápido y me despojo prestamente de la “A” inicial.

Sin duda, los mejores días son cuando al despertar me siento muy Deli y no hay ningún acontecimiento que me devuelva la “A”.

Desde el nacimiento de mi hijo, he de reconocer que nunca me he levantado siendo Adelia, jamás. La maternidad me ha hecho vivir de otra manera, sentir de otra manera y querer encender el mundo (lo cual no evita que alguna que otra vez sea Adelia, qué le vamos a hacer, a veces, la sociedad, la justicia, la vida es tan oscura que mimetizo con ella).

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