Editorial Kalandraka
No sabría explicar por qué
“Caperucita Roja” siempre ha sido mi cuento favorito, por qué el rojo es mi
color. ¿Por la relación nieta-abuela? ¿Por la independencia de la niña? ¿Por su
valor para adentrarse en un bosque? ¿Por la seducción que ejerce el lobo? ¿Porque
no es una princesa? No lo sé, pero lo es. Por eso cuando Natalia Menéndez,
poeta avilesina, trajo a nuestro grupo de trabajo ( “el álbum ilustrado como
recurso educativo en secundaria”) La niña de rojo me fascinó.
Ya conocíamos otras obras del ilustrador italiano Roberto
Innocenti (de algunas quizás hablemos en otra ocasión porque su trabajo lo
merece), pero ésta fue para mí, impactante. “Caperucita Roja” había pasado a
ser La
niña de rojo con su habitual estilo hiperrealista.
Este libro escrito por Aaron Frisch nos recuerda que el
pasado siempre se hace presente, y que la vieja historia que Perroult contó en
el siglo XVII y los Hermanos Grimm en el XIX es presente y real en el siglo
XXI. Las buenas historias son atemporales y configuran el corpus de la
Literatura Universal.
El bosque de antaño es hoy nuestra gran ciudad. “Un bosque de cemento y ladrillos” como
reza en el álbum. A doble página podemos ver la fachada del edificio en el que
vive nuestra niña de rojo, Sofía. Toda una jungla, toda una serie de
especímenes, de animales enjaulados llamados hombres. Sofía debe atravesar la
ciudad (el bosque) para ir a visitar a su abuelita que está malita. Nada parece
haber cambiado pero las ilustraciones nos enseñan que todo ha cambiado. Este
trayecto de Sofía es todo un viaje pedagógico, lecciones para la vida, para
caminar por un bosque, “al corazón del
bosque, lo llaman “selva””. Sofía con su mochila también encuentra
tentaciones, ya no se para a recoger flores, pero se para, es una niña a fin de
cuentas.
No falta en esta actualización el “¡qué dientes más largos tienes!”. Es que en esta recreación no se han
olvidado ni tan siquiera de jugar con el doble final, el de Perroult, a la niña
la devora el lobo, aquí solo se sugiere, se deja sospechar; y el dulcificado final de los Hermanos Grimm,
el lobo es el cazador cazado.
Este libro-álbum, insisto, demuestra por qué una obra
pasa a la historia, porque es atemporal. Las niñas siempre tienen un bosque
terrible que atravesar. ¿Es lamentable que siempre deban ser las niñas las que
vivan grandes peligros con lobos malvados o, simplemente, es una realidad la
valentía de las mujeres para enfrentarse a su destino ayer, hoy y siempre?
Con tantas mujeres y niños desaparecidos es un buen momento
para llevarlo a las aulas. Siempre hay peligros acechando, hay que estar
atentos.
No se pierdan este álbum, les impactará. Roberto
Innocenti, impacta. Caperucita Roja impactó, impacta e impactará siempre.
¡Feliz lectura! (verbal y visual) La revista Babar, por supuesto, le ha dedicado al menos un artículo, este es el enlace: http://revistababar.com/wp/la-nina-de-rojo/
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