lunes, 24 de julio de 2023

Erik Vogler engancha

Erik Vloger engancha... a la vista está. El 3 de julio le regalamos los dos primeros, el 24 de julio ya tiene acabadas siete novelas, con ganas de empezar con la última y seguir con la siguiente saga, la de Albert Zimmer. Lo ha transmitido con este reel:

lunes, 17 de julio de 2023

Un viaje son muchos viajes

Un viaje, aunque sea corto, son muchos viajes, son muchas historias, muchas anécdotas, muchos momentos y son muchos los recuerdos que deja pero sobre todo es mucho lo que revuelve en nosotros. Este que voy a contaros es un viaje de un fin de semana.

El viernes después de comer arrancamos el coche y nos pusimos en camino. La intención era viajar y no desplazarse de un lugar a otro, por eso evitamos la autopista del Huerna y optamos por el Puerto Pajares, al cual nos encanta siempre volver. Seguramente esto se deba a la parada obligada en Busdongo. 

Quizá porque por la mañana había estado leyendo el libro juvenil de una amiga  e interesante poeta que cuando puse un pie en "Casa Maragato" el olor que me invadió fue un agujero negro que me rejuveneció algo así como cuarenta y cinco años, que se dice pronto. De inmediato fui esa niña que viajaba con sus padres y su hermano y paraba en Busdongo a comprar esa hogaza de pan y merendar en "Casa Maragato". Hacía ya unos años que no paraba, posiblemente pensando en el Ezequiel que está unos kilómetros adelante y quizá por eso al abrir la puerta y sentir el olor rejuvenecí. Prefiero con mucho el embutido puesto sobre el papel. Prefiero con mucho mi parada en Maragato.

Siguiendo el curso de los ríos (Pajares, Huerga, Esla, Bernesga...) el viaje fue una delicia, en poco tiempo estábamos en Valencia de Don Juan. Siempre que viajo tengo en mente a mi "güelito" Luis que era un apasionado de los viajes. Apuntaba en una pequeña libreta cuadriculada todos los pueblos por los que pasaba, yo no los apunto pero los leo una y otra vez en cada viaje, no me cansa. Ya en destino paramos en las piscinas para organizar bien lo que sería nuestro sábado. Y, después, a la casa familiar, la que los García tenemos de referencia en Castilla, la casa de mis tíos. Allí, sin esperarlo, aunque ya sabemos que es parada y fonda, siempre es una agradable sorpresa coincidir con otros posaderos, llegaron más primos con hijos, así que ya estábamos tres generaciones. La fiesta acababa de empezar, porque ¿qué puede pasar cuando la familia se reúne?

El sábado fue de piscinas. El Heredero disfrutó como un enano y los papás no lo hicimos mal. Han mejorado mucho esas instalaciones no ya desde que yo era pequeña, que aun se conservan fotos de esos momentos, si no, desde la última vez que estuvimos allí, cuando el Heredero era pequeño (no hay que olvidar que vivimos una pandemia y eso, ya se sabe, hacía evitar las reuniones familiares). Tras las piscinas, tocó el punto cultural, la visita al Castillo; de ahí al nido que se había multiplicado exponencialmente, se multiplicaron las tres generaciones, la cena fue una explosión de risas sanadoras.

El domingo quisimos exprimirlo al máximo y lo hicimos, al pobre domingo más jugo ya no se le podía sacar. Madrugamos y pronto ya estábamos en Toro, viajando eh, que no se olvide, pasando por Valderas entre otros pueblos castellanos. A Toro le teníamos muchas ganas, cuántos no habéis pasado un montón de veces por la autopista con otros destinos y habéis pensado cuándo vendré a Toro, a nosotros nos había pasado en muchas ocasiones. Incluso en un destino que teníamos en Zamora ciudad habíamos barajado visitar Toro pero Zamora nos robó con su encanto el corazón y el tiempo, así que ni en aquella ocasión disfrutamos de Toro. 

Este fin de semana sabíamos que sí o sí iríamos a Toro, y fuimos, y oooooooooooooooooh, no nos lo esperábamos así. Ilusos teniendo una Colegiata tenía que ser como es. Nos deleitamos con ese gran monumento, con algún otro, con sus plazas, con su toro de piedra, con sus vinos, con su queso, con su tiempo... y con el sueño de anotar en nuestra cartera que habríamos de volver a Toro un mínimo de una noche, porque Toro necesita su tiempo. ¿Habéis visto el meandro del Duero?

Repito que esto era un viaje, y en el camino también nos deleitamos en Tiedra, su castillo, su pueblito, su centro de interpretación y sus campos de lavanda que acompañados de las plantaciones de girasoles hacen un paisaje muy distinto para unos asturianos. Y de ahí, cómo no, ya tocaba, destino Urueña, como Tiedra, provincia de Valladolid. 

Urueña, Villa del Libro, conocida, catalogada como uno de los Pueblos más bonitos de España. Sinceramente no era como esperaba, me pasó como en San Sebastián, ciudad a la que llegué con la ilusión de conocer La Concha, que me pareció una bonita playa, no obstante lo que me enamoró fue la ciudad. No voy a deciros qué esperaba y qué encontré, os dejo vivirlo en primera persona. (En otro momento os hablaré de la exposición que visitamos, necesita su propia entrada).

A merendar a Villalpando, ya se sabe, ya lo dice Maxi Rodríguez, "parando en Villalpando", rememorando los viajes en ALSA. Ahí acabó nuestro viaje y comenzó nuestro desplazamiento a casa. Autopista y a dormir, a seguir soñando con próximos viajes, donde olores, sabores, vistas, juegos, risas, emociones  mezclen pasado, presente y futuro.

Os dejo, me dejo, dejo unas fotos que os iluminen un próximo viaje y a mí me refresquen todas estas emociones vividas.

Merienda riquísima en Casa Maragato

Casa Maragato, Busdongo.




Castillo de Valencia de Don Juan
Campos de lavanda de Tiedra

Colegiata de Toro