jueves, 4 de enero de 2024

Galería de arte primitivo

Cómo complicamos a veces lo que es sencillo.


De la sencillez, del amor, del vino, del regreso... hablan estas composiciones poéticas que nos hacen poner un pie en el mundo llanamente.

No sólo de cuentos vive el hombre, también hay que sentirlos.











martes, 2 de enero de 2024

El vino, la lectura, la amistad...



En estos tiempos reencontrarse con amigas y leer plácidamente es una de mis grandes pasiones. No hace mucho, apenas unos días, comía con unas grandes amigas y les preguntaba si habían leído La Taberna de Silos. Su respuesta fue negativa y me preguntaron a mí qué tal. Hice la respuesta más estulta, ese tipo de respuesta que solo puede darse cuando estás entre verdaderas amigas: "estoy en ese momento en el que busco si me encaja para clase". Insisto, tamaña barbaridad como respuesta solo buenas amigas te la pueden perdonar echándose unas risas. 

Yo que llevo veintiocho años en el Cuerpo de Profesores de Enseñanza Secundaria en Asturias ya sé que no hay libro del que todos tus alumnos (ni siquiera todos los de un nivel) te van a decir "oh, es el mejor libro que he leído en mi vida", "gracias por ofrecerme esta lectura", sería tan estúpida la frase como la respuesta que yo di a mis amigas, ¿por qué? Porque a estas alturas de la profesión, todos sabemos ya que cada libro tiene sus lectores y que un libro que gustase  a TODOS TODOS y TODAS TODAS y TODES TODES los adolescentes sería cosa del maligno.

Un libro se ofrece en clase para que guste a algunos, nunca a todos; pero sí para que les ofrezca a todos un aprendizaje útil al menos en algún momento de su vida, pero preferiblemente un aprendizaje con el que puedan construir un mundo nuevo de conocimiento acercándolos a otros saberes; y si no es así, al menos, acercándolos al disfrute. Un libro ofrecido por un profesor tiene que estar bien escrito, léxico variado y enriquecedor;  construcciones sintácticas que se salgan del sujeto y predicado ortodoxo; recursos estilísticos que emocionen... y si puede ser una historia que "enganche" mejor que mejor. Aunque tú tengas estas premisas en mente, siempre puede ser que ellos se queden con el tópico de que los profesores ofertamos lecturas "neutras".


Yo no sé si a nuestro profesor en la Facultad Jesús Menéndez Peláez le habría gustado que incitáramos a nuestros discentes a leer La taberna de Silos, tal vez sí, sólo él guarda la respuesta;  si dudo es porque la visión de Gonzalo de Berceo desde luego está muy lejos de ser la que habita en mi memoria. ¿Por qué nos empeñamos en creer que los escritores, que los poetas, son gente alada que pisa este mundo de puntillas? En el documental "Aunque tú no lo sepas" dedicado a la figura de Luis García Montero, la difunta Almudena Grandes dice "si alguna profesora de Literatura os viera ahora" (cuando el grupo de poetas y amigos están de fiesta entre cigarros y alcohol). Esa es la cuestión: la tendencia a idealizar a los poetas como seres muy lejanos a la realidad, dotados de un áurea especial que los convierte en distintos a los mortales.

Aquí Gonzalo de Berceo no es un monje tranquilo que vive en su monasterio copiando y creando textos que pasarán a la Historia, con mayúsculas, de la Literatura. Aquí es un monje, conocido poeta, que recibe el encargo de su abad de ir al Monasterio de Silos para copiar la Vida de Santo Domingo, y se encontrará con una historia llena de muertes, violaciones físicas, y de derechos, atropellos y entuertos que cual Quijote querrá y podrá resolver. Un monje, por otra parte, que vive, convive con una mujer, que fornica y que adora el vino, actividad esta a la que se dedica no sólo él, sino su familia, el Monasterio de Silos...

El autor o la autora porque no todo hay que creerlo, no hay que olvidar que no hace mucho Padura nos dijo que el escritor crea una ficción que el lector creará que es real aunque sepa que es ficción, o sea, que el juego entre escritor y lectores está servido y quizá eso que se nos cuenta en la solapa no sea más que parte de ese juego de verosimilitud; el autor o la autora, decía cuando la frase se me escapó, utiliza un anagrama con las quince letras de la palabra Gonzalo de Berceo para crear su nombre falso Lorenzo G. Acebedo, porque, como en el caso de Lázaro de Tormes, aquí se denuncian muchas situaciones que afectan muy directamente a la Iglesia.

Situaciones de las que se habla como leyendas (por ejemplo en Salamanca se dice que hay un túnel secreto que une el Convento de las Dueñas con el de San Esteban, separados por la Gran Vía salmantina); otras como las relaciones carnales entre monjes; el abuso que han sufrido algunos niños... todo esto denuncia la obra, maquillado como una obra de novela negra con un sagaz detective el poeta Gonzalo de Berceo, que, por cierto, cual Mario Conde paduriano, también tiene premoniciones.

Las religiones y los placeres carnales están muy presentes en la obra, pero más lo está el vino, ¿es adecuado llevar a clase una obra en la que se alabe el vino? Igual es políticamente incorrecto y debemos agarrarnos los machos, porque como pensaba Almudena Grandes las profesoras de Literatura idealizamos a los poetas y los convertimos en seres excelentes que no pecan nunca; y en esta obra se peca pero bien pecado. (¿De verdad ella nos creía así? Lástima no haber compartido una charla con ella).

Con una prosa ágil, con personajes simpáticos que nos despiertan sonrisas, con dosis de realidad (hasta parejas lésbicas), con mujeres lectoras medievales convertidas en personajes ricos en todos los aspectos, con capítulos -para mi gusto largos-, con frases bien construidas de esas que querrás subrayar, con seis ediciones en cinco meses, no parece probable que estemos viendo el traje nuevo del emperador, aunque cada día estamos más cerca de ello. 

Por cierto, se me olvidaba, aunque no sea el Gonzalo de Berceo que hay en mi cabeza es verdad que si algún alumno o alumna decide leerlo sí que aprenderá alguna cuestión sobre sus obras, la tipografía de la época, la encuadernación, la copia de libros antes de la imprenta... De todos los libros se destila algo.

¿Cuándo y cómo saldrá el autor/autora de su escondite? ¿Qué será lo siguiente con lo que nos sorprenderá? ¿Otro caso que resolver por Gonzalo de Berceo? In vino veritas.

PD. Había leído ya acerca de cómo se multiplicaba este libro pero lo cierto es que no lo busqué, él me encontró a mí en la libretería "Cosas en familia" (Avilés). Lo vi y me lo llevé con esa idea tonta de si podría gustar a mi alumnado ahora que tenía que estudiar la Edad Media, qué estulticia la mía, no aprenderé nunca, pero al menos me divertiré leyendo.

Mi buen sabor de boca del 2023