sábado, 31 de diciembre de 2022

MI PECULIAR SAN SILVESTRE




Nunca encuentro tiempo para correr, ni para hacer abdominales, ni siquiera para salir a caminar. Escandaloso lo sé. Hay que hacer ejercicio. El cuerpo necesita moverse, debe moverse. Sin embargo, uno solo encuentra tiempo para aquello que le gusta, le motiva, le sale de dentro. No importa lo que digan los demás, realmente, encontramos tiempo para lo que nos gusta, lo demás lo sentimos como obligaciones, imposiciones que nos saltamos con la más mínima excusa. Dicho esto ni que decir tiene que yo no he corrido una San Silvestre en mi vida. 

Y es raro que a pesar de no gustarme no lo haya hecho nunca porque yo me declaro una fan incondicional de muchas tradiciones de esta época del año: anudo una cinta roja en mi muñeca, pongo oro en la copa con la que voy a brindar, intento comerme las uvas, meto dinero en la zapatilla derecha, pongo velas de muchos colores (por la salud, el dinero, el amor, la amistad...); pero sobre todo lo que nunca dejo de hacer es seguir las tradiciones que hacía mi "güelito" en Nochevieja, alejadas bastante de todas estas consumistas que yo he ido añadiendo con los años. Mi güelito Luis según tomábamos las uvas y brindamos, abría la puerta de casa, y mira que hacía frío en Turón una noche de invierno en aquellos años, cogía el viejo calendario de la cocina y lo quemaba, así se despedía del año viejo y daba entraba al año nuevo, quemando todo lo malo. Además, para que el futuro año viniese con buen pie, tiraba tres puñados de sal. Con ello, supongo, ahuyentaba todo lo malo que pudiera ocurrirnos,  él ponía mucha ilusión y esperanza en que todo nos fuese mejor en el año nuevo. Echo mucho de menos a mi "güelito" en estas fiestas especialmente, porque él era la magia.

Igual que no corro la San Silvestre, tampoco me propongo cosas: no me planteo adelgazar el próximo año, ni apuntarme a un gimnasio, ni tener mejor humor por la mañana, ni hacer yoga, ni ahorrar, ni nada por el estilo. Sé que haré esas cosas solo si me apetecen, también sé que serán puntuales. Si lograse ahorrar lo gastaría rápidamente en un viaje, en un capricho, en una tontería más... Sin proponérmelo con el inicio del año, si no con las circunstancias del 2022, a finales de este año me he propuesto no tener tanto miedo a exponerme. Por eso, en honor a ese propósito que me hice en octubre, voy a contaros mi propia tradición para el día final del año, para un 31 de diciembre (no nos engañemos, a veces, lo hago el 30, pero lo hago desde hace muchísimos años, en silencio, solo para mí).

El día final del año yo escribo. Hago un balance de lo que ha acontecido en mi vida durante esos pasados días. Le hablo al tiempo, a lo que me da, a lo que me quita. No lo hago en un sitio concreto, ni en un sitio especial. Por eso nunca vuelvo a releerlos, porque no sé dónde están. Abro cualquier cuaderno que encuentre o me apetezca y reflexiono. Siempre he intentado que nadie los encontrase, que formarse parte de mi intimidad. No he hablado nunca de ello con nadie hasta ahora. A veces son textos breves, pero suelen ser extensos, porque aunque empiezo pensando que serán unas pocas líneas, acabo extendiéndome.

He abierto hoy el blog con la intención de escribir aquí mis reflexiones de 2022, sin embargo, la verdad, es que no me siento cómoda. Necesito el tacto del papel en blanco. Escribir en esta pantalla, golpeando las teclas, lo hace frío y distante para mí. Así que, aquí lo dejo por hoy, pues voy a ponerme a hacer mi peculiar San Silvestre: escribir en un cuaderno cómo ha sido mi 2022. 

¡¡¡Feliz 2023!!! Que la ilusión no os falte ni mucho menos la salud, pues sin ella no somos nadie.

sábado, 24 de diciembre de 2022

Felices Fiestas


Algunos somos muy afortunados porque podemos hacer de la vida una fiesta. Si este es tu caso, no desaproveches tu oportunidad de ser feliz. Disfruta de las Fiestas. 

¡Feliz Navidad!

viernes, 9 de diciembre de 2022

Totalmente de acuerdo

No podría estar más de acuerdo con el mensaje de este álbum:


con los amigos todo es magia, con los amigos se puede hacer magia. Brindo por mis amigos.

MARTÍN VIDAL, Beatriz: El truco más asombroso del mundo, Thule.

lunes, 21 de noviembre de 2022

¿Un monstruo nace o se hace? El acoso



¿Un monstruo nace o se hace? Por lo que he leído y lo que he vivido: un monstruo lo hacemos entre todos. Cuando el doctor Víctor Frankenstein crea su ser, éste despierta miedo solo por su presencia, su tamaño, su forma… nadie se permite conocerlo, asusta, su aspecto les resulta monstruoso. Este ser no es un monstruo, solo se portará con crueldad cuando le ruega a su creador que le haga otro ser como él con quien compartir su amor. El doctor se niega, sus razones éticas tiene (siempre se tienen razones para todo), y el ser se convierte en un monstruo: le falta amor, le falta comprensión.

Ahora no, Bernardo, álbum ilustrado de David Mckee, también nos enseña que al monstruo lo creamos quienes lo rodeamos, pues nunca tenemos tiempo y amor para dedicarle. Donde viven los monstruos, otro clásico libro-álbum, de Sendak, viene a contarnos lo mismo.

¿Convierte nuestra incomprensión a algunos niños y niñas en monstruos? Posiblemente sí. No todos somos iguales, aunque sí ante la ley. No todos reaccionamos igual, aunque todos respiremos igual. Hay personas a las que les gusta destacar, y, otras, en cambio, preferimos ser grises, pasar desapercibidos. A mí mi padre me decía que como en el ejército, que no destacase ni por arriba ni por abajo. Yo no tuve problema con eso. No destacaba. Ni podía ni quería. Sin embargo, recuerdo una vez en el colegio, estaba sentada con mis dos amigas en el patio, durante el recreo, y otra niña vino, se me plantó delante y me dio un bofetón. Mi único movimiento fue poner mi mano en la mejilla dolorida. No reaccioné. Fueron mis amigas quienes denunciaron la agresión ante el tutor. Yo no lo habría hecho. Yo no habría buscado problemas, quizá con mi actitud los hubiese generado. Quizá entonces ella decidiera pegarme todos los días. ¿Qué motivó que esa niña me pegase? Ni lo supe entonces, ni lo sabré nunca.

¿Por qué a veces despertamos malestar en los otros? No tengo respuesta. Algunos dicen envidia. ¿Envidia de qué? Me pregunto yo. ¿Rabia contenida? ¿Diversión? Los motivos que llevan a unos niños o niñas a agredir física o verbalmente a otro como los caminos del Señor son inescrutables. O no. Igual se trata de observar, de buscar razones, de buscar respuestas, de intentar no pasar palabra, de implicarse, de querer una sociedad mejor y pelear por ella.

Como docente sé que a un niño, niña le pegan y automáticamente penalizamos al que agrede, al que insulta. Como docente y como tutora sé que defendemos a nuestros tutorandos, lo consideramos parte de un buen ejercicio de nuestro deber de tutores. Sin embargo, como docente con muchos años de experiencia, sé que todos los alumnos de nuestro centro de trabajo son nuestros alumnos y alumnas. Ha sido el azar, prácticamente, el que ha puesto a unos discentes y no a otros en nuestra tutoría. A veces, un buen abogado logra que no se imponga pena a un mal ciudadano.

Cuando a un niño le vacilan continuamente; le toman el pelo; le dicen “eres un árbitro de mierda”; le responden “jamás te votaré”; le hacen el vacío… ese niño o niña se va minando, se va haciendo cada vez más pequeñito.   Lo que un niño busca es aprobación y cariño; busca ser un ídolo; busca ser uno más, desea pertenecer al grupo, no sentirse fuera… Mi hijo con tres años, aún lo mantiene, nos dijo que necesitaba estar con gente de su edad. Eso es lo que les ocurre a todos, aunque algunos no lo manifiesten. Los mayores dicen “los niños necesitan niños”. ¿Qué ocurre cuando los demás niños te rechazan? ¿Qué ocurre cuando de tus debilidades, de tu personalidad hacen ellos su diversión?

Los padres pueden dedicar mucho tiempo y dinero en que el niño mejore el control de sus emociones; PERO, no puede remar solo. Un niño no puede remar solo. No podemos obligar a nadie a querer a otro, sin embargo, sí creemos que es posible enseñar a los demás que no es gracioso insultar a alguien; que no es divertido tropezarse con alguien repetidas veces; que humillarlo no nos convierte en guays; que burlarse nunca es una opción. Sí podemos educar en que dos no discuten si uno no quiere.

El pequeño Poni de Paco Bezerra nos pone sobre alerta en eso del “son cosas de niños”; Juul de Maeyer nos recuerda que lo que dicen nuestros iguales de nosotros mina nuestra autoestima si es negativo (hilo de cobre…)

En ocasiones los niños rechazaos actúan con violencia y son castigados, sermoneados, pero no nos hemos parado a pensar ¿por qué se producen esas faltas de autocontrol? ¿Cuándo se producen? ¿Quizá el vaso de las humillaciones está lleno? ¿Estará harto? Él debe reflexionar sobre sus acciones, ¿se le pide lo mismo al resto? ¿No hay a fin de cuentas dos agredidos? ¿No son acciones de recíprocas? ¿O es el que da el último el que debe ser vapuleado también por padres y docentes? Cuidado, tengámoslo presente, el que agrede primero -verbal o físicamente- nunca está solo, siempre tiene un coro de palmeros que darán la cara por él.

Ojalá entre todos, padres y docentes, podamos construir un mundo mejor, falta nos hace. Invito a maestros y profesores a trabajar este tema, quizá estos ejemplos de lecturas aquí propuestos puedan servirnos para plantear el tema. Los álbumes ilustrados admiten muchos niveles de lectura. El pequeño Poni y Frankenstein o el moderno Prometeo[1] ya son libros para niños con mayor competencia lectora, pero su lectura sin una reflexión posterior, sin un diálogo pedagógico compartido no dará sus frutos. Trabajemos.

 

 

 

 



[1] La edición adaptada de Anaya de esta obra puede leerse desde quinto de primaria. 


viernes, 18 de noviembre de 2022

Perséfone



Ya está la nieve en los picos. Ya está Perséfone con su marido Hades, mientras su madre Demeter vaga triste y melancólica a la espera de un nuevo renacer de la primavera, de un nuevo encuentro con su hija. Los rayos de sol esporádicos alivian la espera. Noviembre ya llegó.

A noviembre se le achacan muchos males, pero a mí me gusta saber que todo volverá a empezar. 

domingo, 6 de noviembre de 2022

UN ABECEDARIO DENTRO DE ÉL... HOLA



Las letras siempre han llamado su atención. Desde muy pequeño se fijaba en todas las letras que encontraba, evidentemente, por todos los sitios, porque las letras están en todos los sitios. Su fascinación por ellas siempre ha sido tremenda. Hasta tal punto que hacía las letras con su cuerpo. Era muy gracioso verlo tirado por el suelo haciendo el abecedario (hace unos años le pregunté si aún recordaba cómo hacía el abecedario con su cuerpo y me lo hizo. NO sé si ahora sabrá, tengo que preguntarle). Alguien me dijo "grábalo, echarás de menos estos momentos". Es cierto. 

Hoy me ha dicho "Mamá, mira lo que he hecho con las piezas lego. He escrito "hola" en inglés". He mirado las piezas lego, he leído "hi" y le he pedido que hiciera esta foto, porque no quiero que se me olvide este momento. Uno de sus muchos momentos de acercamiento a las letras. Nadie me ha pedido que lo escriba en el blog, pero sé que me gustará que esta historia, que este momento no se pierda. 

UN AMOR, MALA LETRA, LA FAMILIA... Sara Mesa



A veces me siento como el niño de "El traje nuevo del Emperador" queriendo decir lo que todos repiten. No lo digo, evidentemente, porque no soy tan valiente como ese niño. Ya me gustaría. Me reconozco cobarde, no voy a ocultarme. Cuando leí "Un amor" de Sara Mesa, todo lo que leía sobre el libro me invitaba a leerlo, y me convencía de que sería una lectura muy de mi agrado. No lo fue tanto. No tanto como yo  había imaginado, al menos. Tampoco era lamentable. Tenía lo suyo, aunque me hubiese gustado gritar "no es para tanto". Me sentí enfadada, ¿o sería defraudada? 

Me reconcilié con todo lo bueno que se decía de la narrativa de Sara Mesa cuando leí su obra de relatos "Mala letra". Consiguieron hacerme olvidar ese sentimiento que su novela había despertado en mí. Pensé que tal vez todo se debía a que yo me reconozco más una lectora de lo breve (en este momento de mi vida, me estoy replanteando esto también. Lo de que sea una lectora por encima de todo de narrativa breve, pero eso lo dejo para otro momento), me ha pasado con otros autores de moda en nuestra España actual (pronto hablaré de otro de estos ejemplos). En fin, a lo que iba, me reencontré con una narradora que me gustaba, pues si me gusta su relato, me gusta la escritora o escritor, que en cuanto a ese otro tipo de género, del masculino o femenino, no del literario, aún no he dicho nada.

La cuestión es que olvidada ya esa tirria que me había despertado "Un amor" porque no era lo que me habían hecho creer que yo habría de esperar, apareció por ahí el título "La familia". Me considero familiar, muy familiar; y en este momento de mi vida, la familia reconforta. Así que leí el título, me fui a una página web de una librería, de esas que en ocasiones te dejan leer las primeras páginas, y me enganché. Lo reconozco. Me enganché y me enganchó hasta el punto de que compré el libro (últimamente me está ocurriendo lo contrario, nada me engancha al principio, siempre estoy a punto de abandonar). Surgió en mí la curiosidad de qué le ocurriría a esa niña a la que no la dejaban escribir con libertad en su diario, nada de candaditos. Escribe en tu diario delante de nosotros. Como si eso fuera posible. Como si eso no entrañara en sí misma una contradicción. Parece que la palabra DIARIO va ligada a SECRETO. 

Pues bueno, me leí la historia de esa niña y la de su familia, la parte que Sara Mesa ha querido escribir, la que ha querido contar. Me llamaron la atención los juegos lingüísticos (ya me pasó en "Mala letra") apunté algunos para posibles clases, para posibles ejemplos, para posibles temas. Evocó mi infancia un juego de mi niñez-preadolescencia (fue entonces cuando me di cuenta de que Sara Mesa y yo podríamos ser de la misma generación, siendo yo de las mayores de la generación y ella de las pequeñas, claro), pensé que quizá habríamos compartido ese juguete o quizá que a ella, como a la protagonista de la historia, no se lo habían querido comprar. Recordé lo mucho que había jugado con él y lo poco que aprendí de moda, y lo que poco que ésta me ha interesado siempre -quién sabe si ahora con la vejez empiece a entusiasmarme-. Fui leyendo con avidez, porque nunca encontraré tiempo para correr, que no me gusta, pero cuando una historia me engancha encuentro tiempo para leer -ahora lo tengo más fácil-. En cambio, no me gustó nada el final. Sí me gustaron, ojo, los distintos finales que va encontrando Sara Mesa para los distintos componentes de la familia, y algunos amigos, pero no me gustó el último capítulo, lo quitaría, no sé muy bien por qué, no me llegó.

El hecho es que mi amiga, la propietaria del IG "ycolorincolorose", una lectora voraz, hizo recientemente su peculiar y extraordinaria reseña sobre esta obra en su página. Una vez más tuve que reconocer lo que siempre repito. La lectura es libre. Cada lectura se hace poniendo un énfasis particular, muy personal. Eso es precisamente lo estupendo de esta afición, que las lecturas no son lineales y únicas. Son abiertas y extensas. Así que no tenemos que hacernos ideas ni buenas ni malas por lo que otros digan acerca de tal o cual obra, hay que leer y opinar. Leer y disfrutar (evidentemente sí que hay que dejarse recomendar por aquellos que son de fiar para nosotros).

martes, 25 de octubre de 2022

Yo que siempre fui de relatos


Atraída quizá por esa ilustración de portada que tantas lecturas me aportaba, y que tanto tiempo me ha detenido mirándola; o tal vez porque era una manera de acercarme a diez voces narrativas españolas algunas de las cuales debo reconocer que aún no conocía (aunque sus nombres me sonasen), adquirí la revista.

Mi valoración: es una joya. No sólo porque como bien digo arriba puedes acercarte a la escritura de diez nombres actuales de nuestro panorama literario, sino porque además te adentras en diez, no, en once ilustradores. Además de esa portada de la increíble Ana Juan, que requiere su tiempo para ser aprehendida, cada relato viene precedido por una ilustración a doble página de diez ilustradores distintos. Cada uno con su técnica, su estilo, su colorido…

No voy a enrollarme más. Si has leído Los ojos cerrados de Edurne Portela su relato aquí te lo traerá a la memoria, aunque hay algo en el relato que te sorprenderá, y no te dejará indiferente, pues se trata de una mirada distinta.

Sin embargo, no es este el relato que más me ha llegado, el que me ha llegado y me ha calado por encima de los demás es el de Elia Barceló “Beyond. Más allá” (con una ilustración, por cierto, que una vez leído el texto entiendes a la perfección, realizada por Diego Mir). No quiero destripar el relato porque no sería justo para la publicación en sí, pero me ha causado terror ver lo factible que es que algo, a priori, irreal pueda estar más cerca de lo que parece. Y lo que más me asusta de todo, es que a mí posiblemente me arruinaría (aunque para eso no haga falta mucho, más bien poco). No está lejos, por otro lado, de algo tan antiguo como la güija. Además de ver cómo podría llevarme rápidamente a la ruina, también trata otros temas en el relato que no me dejan indiferente. Conste que me gustan los temas, pero también me engancha la forma de ser contados.

Sin duda fue un acierto comprar la revista. En ocasiones, los pálpitos son acertados.

Para saber más, os dejo el enlace a su página:

'Diez relatos de una década', la nueva revista de elDiario.es

 

PD. Mentiría si dijera que los diez relatos me han llegado o cautivado. Tampoco haría honor a la verdad si pensase que lo que a mí me impactó o me atrajo o me hizo pensar va a ser lo mismo que va a impactarte a ti, atraerte o hacerte pensar. Ahí lo dejo.

lunes, 17 de octubre de 2022

17 de octubre: día de las escritoras



Hoy 17 de octubre de 2022, día en el que se celebra el DÍA DE LAS ESCRITORAS, quiero recoger en mi blog cómo llegué yo a la actual, a la recientemente nombrada, Premio Nobel. Tan sencillo como que llegué a ella por la recomendación de una extraordinaria exalumna María Rodríguez Álvarez, ahora Profesora de Secundaria de Francés. Ella realiza la tesis sobre esta autora francesa y me recomendó que para empezar lo hiciera con su obra El lugar, pues a su juicio de las que estaban traducidas al castellano era la que más me iba a gustar. 

Esto ocurrió hace ya unos años, no tantos, pero seguramente antes de la pandemia. Lo que recuerdo es que me impactó el estilo directo, sencillo. Esa forma de escribir que nos anima a escribir porque nos parece tan sencillo, pero, luego, cuando tú te pones a hacerlo, imitando ese estilo, resulta que es complicadísimo. No hay nada más difícil que lo que parece sencillísimo.

Cerca de María me he acercado a otros autores franceses, y la verdad es que la literatura francesa me parece un hermoso territorio que debo descubrir, lo que no sé es cuándo podré hacerlo. Quizá ahora con la disculpa del Nobel o de mi convalecencia encuentre momento para seguir leyendo la obra de Annie Ernaux y formarme una opinión más sólida sobre su escritura. 

El artículo de mi querida María está publicado en La Nueva España del viernes 7 de octubre de 2022 en "Sociedad y cultura", como todo lo que hace María, un artículo excelente. 

domingo, 16 de octubre de 2022

HISTORIAS EXTRAORDINARIAS, Y BIEN CONTADAS.




Respecto a esta lectura no voy a añadir nada. Creo que las palabras  de Irene Vallejo en la faja; y,  las de la contraportada son clarificadoras. Un buen libro no solo por cómo está escrito y por lo que se cuenta, sino también por el buen hacer de la editorial blackiebooks que ha hecho un fino y elegante trabajo. Enhorabuena a todos.




Pd. Algunas cosillas las utilizaré para mis clases, como casi siempre ocurre con todo lo que leo, que no es todo lo que publico.

miércoles, 12 de octubre de 2022

La chica del cumpleaños soy yo




ESTE LIBRO ES UN REGALO. ESTE REGALO ES UN ACIERTO.

Este libro me lo han regalado. Quien me lo ha regalado tenía todo a su favor para acertar con este libro:

PRIMERO. El título, pues soy una de esas personas que disfruta celebrando sus cumpleaños.

SEGUNDO. Relato breve, porque la vida no da para novelones eternos (al menos no mi vida).

TERCERO. El libro-objeto. Un libro delicadamente editado, espléndidamente ilustrado, tapa duda, marcapáginas, buen papel … ah, y para los de cierta edad, letra grande.

El mundo se divide (y nosotros nos enamoramos, parafraseando “Casablanca”) entre quienes tienen una ideología u otra; los altos y los bajos… bla…bla…bla, pero también entre los que no sienten nada especial el día de su cumpleaños (a los que me cuesta creer, incluido a uno que tengo muy cerca. Murakami que dice no sentir nada especial el día de su cumpleaños tiene, en cambio, su especial celebración) y los que creemos que es una injusticia tener que ir a trabajar el día de nuestro cumpleaños. No porque en el trabajo nadie lo quiera celebrar con nosotros, sino porque pensamos que el día de nuestro cumpleaños todo debe girar de otra manera, todo debe de ir a nuestro son y no al que marcan las rutinas. A mí edad sigo sin resignarme a sentirme molesta por tener que ir a trabajar el día de mi cumpleaños. Tampoco quiero entrar en clase celebrándolo porque a fin de cuentas ¿por qué no habríamos de celebrar los de todos los que componemos ese grupo? Mi raciocinio me dice que no debemos perder unas veinticinco horas en la vida de estudiante (unas cinco clases de sintaxis, cinco de morfología, cinco de ortografía, cinco de léxico y cinco de comprensión textual, más menos y a voz de pronto, callar, callar, si tenemos que meter la literatura, la Historia de la Literatura, la gramática del texto…) al curso, puesto que entonces quizá no erradicaríamos las faltas de ortografía del mundo, o bien, no acabaríamos de discernir correctamente un sujeto léxico o quién sabe igual lo que es peor igual igual igual si prescindimos de esas horas de docencia seguiríamos sin saber que “yo” es un pronombre personal tónico. El caso es que hasta ahora no lo hecho, pero quién sabe, tal vez después de ver una vez mi cuerpo herido, una vez más reflexionado que lo primero es vivir y disfrutar de cada momento, quizá decida cuando vuelva que celebraremos todos los cumpleaños. Si es tu cumpleaños tú decides qué hacemos lingüísticamente. Cierto. Soy una privilegiada. Yo puedo derivar mi trabajo y hacer de mi cumpleaños una celebración, pero eso no puede hacerlo cualquier. En fin, recurriré a lo que dije siempre que me recuerdan lo de los dos meses de vacaciones “cada año hay oposiciones, oposita”

              No estoy aquí para hablar de lo vapulada que está nuestra profesión. Estoy aquí, en principio, para hablar de celebrar o no celebrar el cumpleaños. Para mí es importante, muy importante celebrarlo. ¿A qué se debe? Pues a que seguramente cuando aún no había cumplido veinte años mi mejor amiga murió. Un tema del que evito hablar, pues, aunque han pasado ya de esto treinta y dos años, sigue haciéndome mucho daño. Ella aún no tenía veinte; yo acababa de cumplir los dieciocho. Éramos más que amigas. Hasta ese momento todos los acontecimientos de nuestra vida habían transcurrido juntas. Una historia así no se olvida. A una persona como ella no la puedo olvidar. Ella era de disfrutar, de vivir, de reír, de bailar, de cantar, y la vida se la llevó sin consuelo, haciéndola sufrir, haciéndola ver venir el fatal desenlace durante dos dolorosos años. Ella evitó en todo momento que la tonta de su amiga se diese cuenta y siguió haciéndome disfrutar como si nada de aquello estuviera sucediendo.

              Por esa lección de vida, porque lo importante no es cuántos se cumplan, si no, cumplir. Yo celebro todos mis cumpleaños. Hasta que nació mi hijo hacía grandes fiestas con amigos. Con sorpresas. Más de uno de las recuerda. Mis fiestas de cumpleaños estaban llenas de detalles para todos mis invitados, porque la celebración era estar con ellos más que el hecho de los años. Cuando nació mi heredero, ya tenía dos cumpleaños que celebrar, evidentemente, nací a la vida, a mi segunda vida con él.

              ¡Anda! Pero si yo aquí no vine a hablar de mis cumpleaños, sino del libro, del libro “La chica del cumpleaños”. A la chica del cumpleaños no le gusta trabajar el día de su cumpleaños. En su vigésimo cumpleaños las cosas se torcieron y no tuvo más remedio que asistir a su puesto de trabajo. El cumpleaños, el de ella y el de todos, para mí, es mágico, su vigésimo cumpleaños fue cuando menos curioso.

              El breve relato está contado aparentemente como un relato clásico, un relato antiguo, pero no, hay unos diálogos entre el narrador y la protagonista que dan un aire moderno y actual a este cuento del siglo XXI, que me recuerdan a Paul Auster y El cuento de Navidad de Auggie Wren, por ejemplo, cuentos de entonces y de ahora, cuentos de hadas del tiempo en que vivimos.

              En cuanto a la edición, Tusquets, como siempre, no arriesga. Las ilustraciones en tonos rojos y rosas nos acercan a esa protagonista veinteañera. Las imágenes que se confunden, los planos que se mezclan, las líneas definidas son un acierto de Kat Menschik para este relato. No cuentan la historia por sí misma, pero la acompañan y realzan esos detalles simbólicos que Murakami dibuja en su relato.

              En mi próximo cumpleaños querría irme a cenar a la habitación 604 de un hotel cualquiera de un lugar cualquiera y pedir un deseo. No va a ocurrir porque mi próximo cumpleaños caerá de jueves, porque no cumpliré veinte años y porque realmente no sabría elegir un único deseo, aunque si me lo preguntan ahora tengo claro que sería la salud para todas las personas que forman mi círculo y, por supuesto, para mí.


Os espero

domingo, 9 de octubre de 2022

Número dos, David Foenkinos



En mi historia personal hay dos formas de leer un libro: profesionalmente, lo que implica documentarme por aquí y por acullá; y, personalmente, lo que significa que no leo nada previo, a veces, es cierto, ya he leído algo previo porque conozco a la autora o al autor, porque es de manual… Este libro Número dos, lo he leído de la segunda de las maneras, sin conocimiento previo. Foenkinos me sonaba pero lo cierto cierto es que no lo asociaba a nada en concreto. ¿Por qué lo elegí entonces?

Francamente por la portada. Mi heredero tiene cierto parecido con Harry Potter, (sí, con Harry Potter, porque después de leído este libro tampoco acierto a recordar con seguridad el nombre del actor que hay bajo el personaje de Harry Potter, David, Daniel) y verlo en aquel escaparate me obligó a llevármelo a casa, a recogerlo de allí.

Buscaba sin buscar (porque en la estantería me esperan un montón de lecturas por hacer) algo que me viniera bien en esta circunstancia que me toca vivir, algo que me entretuviera sin hacerme pensar demasiado, algo que me divirtiese sin hacer reír -porque sabía que reír me haría sufrir/llorar/padecer-. Así que a la idea de ver a mi Heredero en aquella portada, en aquel escaparate se unieron las frases de las solapas, especialmente una,  “Un relato vivo, mordaz y divertido”.

Relato vivo es. Avanza, las fragmentaciones no son extensas, todo sucede rápido, sin divagaciones, pero lo cierto es que no tengo la sensación de que sucedan muchas cosas, o sí, pero no son temas distintos a los que se pueden encontrar en cualquier recetario para hacer algo comercial. Mordaz, sin duda. Pero, ¿divertido? ¿Divertido en qué sentido? ¿En qué sentido puede ser divertido ver a una persona sumirse en la soledad? ¿Ver morir a un padre? ¿Sufrir el acoso de un padrastro y su hijo? ¿Qué puede haber de divertido en no encontrar reposo? ¿Llegar al éxtasis para caer al vacío sin red?

Ciertamente al haberme quedado con la palabra “divertido” de esa solapa me ha decepcionado y mucho. Luego, reflexiono y pienso en aquello de que no hay libro malo, que a todo libro se le puede encontrar algo. Desconozco si hay una base de realidad en toda esta historia, si este tal Martin vivió algo parecido a lo que se cuenta aquí, si su vida fue como se relata en la novela. Si es ficción, mis felicitaciones al autor por haberse planteado cómo se siente el segundo. Quizá apoyado en la idea de los deportistas de que la plata nunca es la medalla deseada sino la detestada porque te recuerda que no fuiste el primero, (te recuerda siempre que perdiste aquel partido, aquel encuentro), cree toda esta historia de soledad, de autorechazo.

De bueno, claro, todas las referencias a la cultura, al cine, a la música, al arte, e implícitamente a la literatura, porque la lectura de la obra a mí me ha robado unas horas al tedio del reposo. Hay frases que debí, seguramente, haber subrayado, pero cuando una lee por placer no suele tener un lápiz a mano, (o sí y esa una no soy yo).

De todo el libro me quedo, sin duda, con que me ha dejado reflexionando sobre el hecho de ser el número dos, el número no elegido, el número rechazado, el que se ha quedado por poco a las puertas de lo que siente sería su deseo, como otros números dos mencionados en la obra, porque la vida está llena de personas que son el número dos, quizá todos seamos en algún momento el número dos. Me voy a quedar pensando en ello. Si un libro me hace pensar más tiempo del que me lleva leerlo, ha merecido la pena. Ver veremos, pues.


Volver. La frase del mes



Volver a primero de la ESO era algo que me apetecía muchísimo. En el recuerdo llevo a mis chicos y chicas de mis primeros de la ESO y las experiencias que con ellos se viven. Después de encontrarme a Teresa este verano, las ganas de volver a primero se multiplicaron.

Si el curso empieza el 12 de septiembre, como así ocurrió, y el 28 del mismo mes, alguien que responde a las iniciales de OTR ya se despide de ti con esta frase, sabes que has hecho muy bien en volver. No sabían ellos aún que, pronto muy pronto, esa frase iba a cobrar mucho más sentido. 

domingo, 25 de septiembre de 2022

UN, DOS, TRES... COMENZAMOS. PRUEBAS INICIALES



¿Hay que hacer pruebas iniciales? ¿Cómo han de ser esas pruebas iniciales? Yo personalmente pienso que hay que hacerlas, hay que conocer el terreno en el que nos movemos y hay que marcar las pautas de lo que crees has de ser el curso que se avecina. ¿Cómo han de ser esas pruebas? Esas pruebas han de adaptarse al nivel, a la materia y al profesor, porque, a fin de cuentas, “cada maestrillo tiene su librillo”.

              Este curso tengo tres niveles. ¿He hecho las mismas pruebas iniciales? No, ni siquiera he acabado de hacer las pruebas iniciales. El curso acaba de empezar, y en una materia como Lengua Castellana y Literatura hay muchos aspectos que valorar, no se trata sólo de ver la ortografía y/o la gramática. En esta materia tenemos cuatro destrezas lingüísticas con las que trabajar: leer y escribir, hablar y escuchar.

              En 2º de Bachillerato, el tiempo del curso es menor y la materia densa, así que hay que hacer de las pruebas iniciales una manera de avanzar. Cierto, llegué y les puse sobre la mesa una prueba inicial de esas escritas que tanto recuerdan a los exámenes, a fin de cuentas, no deja de ser un examen. Esas que dejan de ver que la gramática se olvida según se estudia; que el verano borra lo que es un sustantivo y la arena de la playa se traga las conjugaciones verbales. Esa también que deja ver quién ha avanzado ya en las lecturas del curso, quién recuerda la literatura que se dio en cuarto de la ESO, quién sabe cómo presenta una prueba… Esta semana comenzaremos a leer y, con ello, podremos saber qué tal esa destreza.

              En la ESO, para mí es otra historia. En la ESO no veo la necesidad de pasar un modelo tipo examen para hacer una prueba inicial. En la ESO prefiero ver cómo leen, cómo hablan, cómo piensan, cómo escriben y cómo escuchan. Por eso en 1º de la ESO, además de las instrucciones de cómo organizar el cuaderno hicimos otras cosillas, trabajando individualmente y en grupo.

              Leímos una breve obra de teatro de Fernando Arrabal, Picnic, que siempre es un acierto pero que dada la situación social que estamos viviendo venía muy a cuento; y además, como esta semana pasada en Oviedo celebrábamos San Mateo (con su consecuente comida en un prao de un bollo preñao) era miel sobre hojuelas. Leer teatro nos permite poder escucharlos a todos leer, pero también nos permite poner sobre la mesa la improvisación teatral -vemos el trabajo en grupo, el miedo escénico…-

              ¿Escuchamos? Lo que hicimos en la siguiente sesión, tras la lectura de la obra y las improvisaciones, fue que yo leía el álbum ilustrado El enemigo. Ellos debían estar atentos a lo que leía pero también a las imágenes que se mostraban del álbum (al final de la lectura, el álbum circuló por la clase para que todos pudieran ver las imágenes. Hubo quien pasó el libro sin abrirlo, la misma persona que no miró las ilustraciones mientras yo leía, pueden verse muchas situaciones mientras una lee).

              Tras la lectura debían escribir un texto en el que se reflexionara sobre las similitudes y las diferencias entre ambas obras, debiendo cerrar su texto con una declaración de cuál de las dos obras les había gustado más y por qué.

              Pusimos algunas en común en la siguiente sesión. La puesta en común de los ejercicios es muy importante, siempre que se haga desde el respeto y la consideración. Destacamos un aspecto que nos haya gustado de la redacción de nuestro compañero y, otro, que, en cambio, creemos que debería mejorar. Todos hacemos cosas que están bien pero siempre podemos mejorar algo a juicio de los demás. Esta puesta en común, nos lleva en ocasiones a darnos cuenta a nosotros mismos de que aspecto debemos mejorar; pero sobre todo da confianza a aquellos que piensan que otros todo lo hacen bien y ellos todo mal.

              En estas primeras sesiones todo lleva tanto tiempo (máxime cuando eres la tutora y debes resolver cuestiones de primera necesidad que no son lingüísticas precisamente) y no pude ponerle a Miguel Gila llamando al enemigo (“¿Es usted el enemigo?”) porque nos habríamos reído un rato. Quizá algún día nos queda un huequito para la risa y el humor.

              En 3º de la ESO empezamos con la lectura de El chico de la última fila de Juan Mayorga para adentrarnos en la escritura de una obra teatral, tal y como propone la Fundación Princesa de Asturias. No todos están obligados a participar, pero sí a escribir como prueba inicial. La verdad que empezar con Mayorga en 3º de la ESO es poner el listón muy alto, pero parece que al grupo no habrá listón que se les resista. Continuará…

 

 


jueves, 15 de septiembre de 2022

LA ILUSIÓN DE VOLVER. VOLVER A EMPEZAR



Ayer volví, un curso más, a retomar las  clases en Preparadores Método 10. Una experiencia siempre gratificante. Un grupo prometedor. Las vibraciones son muy buenas. El placer continúa.

@preparadoresmetodo10

viernes, 9 de septiembre de 2022

¿Quién eres tú? ¿Quién soy yo?



¿Qué se esconde bajo nuestro modelito? ¿Quiénes somos en realidad? ¿Qué parte de mí es necesario que conozcas tú? El próximo lunes 12 de septiembre me toca presentarme de nuevo, alumnado nuevo, con toda la ilusión que eso implica pero también la pena de no poder tener en el aula a ese estupendo alumnado que este ya iniciado curso estará en 4º de la ESO (los voy a echar mucho de menos, espero que podamos compartir alguna actividad, que vengan a verme algún recreo…) y a ese otro que se ha ido ya (que también espero vengan a verme, o me escriban, y nos traigan noticias del mundo de fuera, ese mundo que los ha acogido en su nueva etapa).

          En la ESO, de nuevo en primerín y repitiendo tercero -es lo que tiene no hacerlo muy bien, que hay que repetir-, voy a presentarme como lo he hecho tantas veces y como ya he contado en el blog.

Primero, la importancia del nombre. Hablaré de mi nombre, su procedencia, su significado, por qué me lo pusieron, cómo me gusta que me llamen, qué nombre debo utilizar en cada ocasión… Por supuesto, dibujaré mi globo y les hablaré del blog. Este curso me he prometido a mí misma que le vamos a dar vida entre todos.

A continuación, dejaré de ser emisora para convertirme en receptora, escucharé sus nombres y lo que de él puedan contarme, un adelanto, pues para la segunda clase deberán preparar una pequeña presentación. Esto les permitirá mejorar sus habilidades sociales, su expresión oral, pero, también, y muy importante, hablar con sus padres, sus abuelos y saber por qué ese nombre. Los más curiosos, si no lo saben ya, buscarán cuál es el significado de su patronímico, su sentido, su étimo…

Tras esto, pasaré a contarles cuáles son dos de mis aficiones: viajar y leer. Dos aficiones que se unen y se complementan. Será el momento en el que les lea La niña de los libros, pues habla de mí. Creo que lo escribieron pensando en mí, realmente. (Me gusta dibujar, pero se me da tan mal… esto también lo demostraré, no solo con el globo, si no, con otros objetos y animales que me atraen).

Seguidamente, comentaremos El maravilloso mundo de los libros. Acompañado de Si no te gusta leer, no es culpa tuya. El primero para acercarnos a todo lo que rodea a los libros y a los lectores, así como las grandes historias, los grandes personajes, los grandes lugares… El segundo plantea una realidad: una librería que tiene que cerrar. En este ejemplar nos acompañan un montón de frases célebres sobre los libros, la lectura…

Para finalizar, utilizaré tres ejemplares de álbumes ilustrados (El perro negro; Yo, Ming; y, Afortunadamente) para hablarles de cómo soy y cómo me siento. El perro negro me permite hablar del miedo, de cómo siento miedo ante lo nuevo -quizá ellos también se sientan así- y de cómo ese miedo se va haciendo muy grande e irracional, cada vez más, sin embargo, confío en que  la niña pequeña que vive en mí  lo sabrá canalizar. Después, me emocionaré con Yo, Ming al recordar la importancia de los pequeños detalles de cada día que no valoramos porque nos comparamos con lo que tienen otros, mientras que los otros quizá también se estén comparando con nosotros; sin embargo, hay algo que nos hace únicos, a veces, una persona. Remataré, con Afortunadamente para lanzar ese mensaje de la importancia de ver que aunque ocurren muchas situaciones desagradables o desafortunadas, se pueden reorientar e incluso buscar su lado bueno.

¿Me dará tiempo a todo en cincuenta minutos? Casi seguro que no, porque entremedias me contarán -yo les preguntaré- sus miedos y cómo los combaten, si tienen miedo porque empiezan nuevos en el instituto o porque empiezan un nuevo curso. Hablaremos de qué es lo más importante en su vida, lo que les hace únicos o quién es esa persona que les hace sentirse únicos, a quién escribirían una pequeña nota recordándoles que es su ángel. El último de los álbumes, si tenemos tiempo para llegar a él -si no, ya lo haremos en otra ocasión-, nos brindará la oportunidad de reconocer que quizá me sintiese más afortunado en otro grupo pero en este que estoy siento buenas vibraciones. No hay que olvidar, que vamos a ser el mejor grupo de instituto. Eso siempre.

Seguramente,  al tiempo que toque el timbre, estaremos recordando que para la clase siguiente hay que preparar una pequeña presentación oral:

ü  No más de tres minutos

ü  ¿Quién eres y qué te gustaría que supiésemos de ti?

ü  Se puede traer algún objeto que te represente, siempre que sea adecuado.

ü  Haz un pequeño guion en una hoja cuadriculada/folio que luego guardaremos en un archivador (de los materiales para el curso seguro que tendremos que hablar en otra ocasión). No se trata de leer el guión, sino de contar, de hablarnos.

ü  Puedes acompañar tu breve exposición con fotos que ilustren lo que dices, o con tus propios dibujos.

ü  Lo más importante: sé creativo, sé creativa.

 

En fin, ya tengo la pauta para comenzar un nuevo curso, ¿cómo comenzarás tú?


miércoles, 24 de agosto de 2022


Del mismo modo que “no te acostarás sin saber una cosa más” podría decirse que todos los días (o casi todos) existe una frase, máxime si estás rodeada de mentes despiertas. De igual manera que el alumnado recuerda cada una de nuestras frases y la aprovecha para hacernos un guiño, una broma, sacarnos una sonrisa, los profes también tenemos nuestra lista de frases. 

    Están las archiconocidas frases de los exámenes, los errores garrafales que no suelen sacarte una sonrisa sino un lamento de desesperación (yo estas tiendo a olvidarlas, a dejarlas caer en el olvido porque no van a ninguna parte, pero hay una del curso pasado que me cuesta olvidar. Leíamos Habitaciones separadas, un poemario de Luis García Montero. Uno de sus poemas está dedicado a la figura de Gaspar Melchor de Jovellanos y yo pregunté algo así como por qué le dedica un poema a este ilustre personaje, la respuesta me dejó fría “un señor que coincidió en la cárcel de Mallorca con los Reyes Magos”, ahí es nada. 

              No son, como digo, las frases de los exámenes las que más huella me dejan a mí. Prefiero las espontáneas, las que salen con naturalidad, pero no las ofensivas. Podríamos hacer colección de frases ofensivas, sin embargo, ¿para qué sirve recrearse en ellas? Este curso me dijeron una que pensé que tendría que empezar a ir a clase con abogado y no con guardaespaldas como a veces se dice. Las hay muy fuera de lugar, que no responden al principio de adecuación, no vamos a hablar ya del de educación (a los de lengua que no respondan al principio de adecuación nos duele más, a veces, que al de la educación, porque nosotros estamos para enseñar a expresarse, la educación debería de venir de serie, en este caso, de casa). Borrón y cuenta nueva.

              Voy a recoger frases que me han hecho sonreír por el motivo que sea, que me han hecho esbozar una sonrisa para que no me ocurra con una que me dijeron una vez y no recuerdo ni quién ni cuándo. Explicando los criterios de calificación, insisto, como es habitual en mí, en el porcentaje reservado para las lecturas, insisto, matizo, recalco, promociono… y entonces un alumno o alumna nos dice a toda la clase, y especialmente a mí, “antes estudio”. Acabáramos, pensé entonces. Hay que empezar de cero.

              Vamos con la frase de este curso 21-22, la que me esbozó una sonrisa y me dio qué pensar. Contextualizo. Estábamos ya en los últimos días del curso, cuando el alumnado ya había finalizado sus clases y habían salido las notas de la EBAU. Uno de esos últimos días de junio, unos tutorandos de segundo de  bachillerato vienen al centro para despedirse y desearte un buen verano. Vienen felices porque la tortura ha tenido su recompensa y sueñan con entrar en esa carrera… El caso es que hacía calor y salimos al patio, aproveché la coyuntura para guardar unas cosas en mi utilitario. Fue entonces cuando el sujeto que responde a las iniciales de A.V.B me dice:

 

“Profe, una chica sencilla y de barrio como tú,

menudo coche se gasta”.

Sigo riéndome al recordarla. (Del cochecito ya hablaré más adelante que me tiene contenta). 

No se vayan todavía. Aún hay más. Continuará.


lunes, 22 de agosto de 2022

La paga extraordinaria del mes de agosto

Hoy he recibido una paga extraordinaria, tan extraordinaria que te la dan cuando menos te lo esperas, tan extraordinaria que te cambia la vida, tan extraordinaria que con ella no te podrás comprar nada pero sí te permitirá viajar, te permitirá, al menos la que me han dado a mí, realizar un viaje. Un viaje al pasado, al presente y al futuro. Un viaje a tu interior. Hoy (y no importa cuándo sea “hoy”, deíctico arriba o abajo, el “hoy” no importa) me he encontrado, me ha encontrado, una antigua alumna, una joven alumna, una tímida chica que se ha acercado a mí y me ha dicho:

_Hola, sé que no te acordarás de mí, pero me diste clase…

_Hola, Teresa, claro que sí, en primero de la ESO.

_Pero, ¿cómo te puedes acordar de mí?

              Ella no daba crédito que yo la recordase, que recordarse en qué curso, en qué centro, cuánto tiempo hacía… Yo, en cambio, no daba crédito de que ella no solo se acordarse de mí, sino de que tuviese ganas de venir a saludarme. De tragarse su timidez (porque yo sé que ella es una chica muy tímida) para acercarse a mí. A veces, esos miedos absurdos son los que nos hacen que no nos saludemos unos a otros, que parezca que el  tiempo ha pasado arrasando recuerdos y momentos entrañables.

              Teresa no solo me recordaba a mí, recordaba mis clases, y me las trajo a mí al corazón. Me comentó que hacía poco había encontrados los haikus que había hecho en mis clases. Entonces le vino a la memoria que yo tenía un blog donde había colgado esos trabajos. Buscó el blog, y allí encontró ese y otros trabajos que habíamos realizado aquel curso, aquel 2017-2018. Habló de los haikus, de Charlie y la fábrica de chocolate, de las cartas con personajes de cuentos y de tantas otras actividades que hasta yo misma me sorprendí de todos los trabajos que habíamos hecho en aquel 1º de la ESO hoy lejano en el tiempo y cercano a la vez.

              Evidentemente, yo no pude más que emocionarme. ¿Qué otra cosa se puede hacer? Alegrarse, efectivamente. Y esa emoción y esa alegría generaron en mí una nueva ilusión, un nuevo propósito. Se acerca sigilosamente septiembre, para los de la docencia el mes por excelencia de los buenos propósitos, el mes en el que empieza el año, pues los medimos por cursos (no solo nosotros, sino también los de las promociones, empiezan todas las colecciones de los quioscos ¿o no?) y mi propósito laboral será, por un lado, seguir cultivando ese alumnado que a pesar de la timidez, de la vergüenza, del pasotismo desea acercarse para saludarme; y, por el otro, el de volver al blog, pues si es un lugar de encuentro con mis viejos/nuevos alumnos, quiero que esté como me gustaría que lo encontrasen al llegar: limpio, ordenado, renovado, colocado, pero sobre todo, VIVO.

              Hoy mismo (debería decir “mañana” si siguiera pensando en los deícticos y en la verdad absoluta -si esta existe-) he vuelto a abrir el blog de nuevo. He visto esas entradas de las que ella me hablaba. Me he dado cuenta de que de aquel curso hay muchas más entradas, muchas más que de este que acaba de pasar. No creo que sea porque no hayamos hecho actividades diversas, no creo que sea porque no haya hecho fotografías, creo que ha sido porque pensaba que nadie miraba el blog, que nadie acudía a él. Teresa me ha demostrado que estaba equivocada, así que quiero retomarlo con un poco más de fuerza. Quiero darle VIDA de nuevo, como quiero que lo encuentre mi alumnado al volver a él.

              Gracias, Teresa; gracias a todo ese alumnado que sigue emocionándome, el de ayer y el de hoy. Sin duda, esta es la mejor profesión.


domingo, 23 de enero de 2022

Recomendaciones narrativas para el alumnado de segundo de bachillerato.


¡Qué difícil puede ser a veces recomendar lecturas! Hay tanto donde elegir. Aquí se han tenido en cuenta: un poco de lecturas de siempre, las propuestas ebau, la edad del alumnado y, por supuesto, mis preferencias personales dentro de todo eso. 

A ver si triunfa la lectura.

viernes, 7 de enero de 2022

MOMO Y "KNOLLING", dos actividades en una. Lectura y fotografía.







Papá Noel siempre ha llegado a esta casa cargadito de libros. Los hay para todos los gustos (para los gustos de los tres convivientes) y para casi todos los momentos. Vienen envueltos en papel de regalo y con nombre asignado, pero, a veces, ocurre, como es sano, que los libros se comparten.

            Hace ya tiempo que yo le proponía a mi heredero leer Momo, con ello quería acercarlo a  una lectura un poco más densa y seria de lo que venía haciendo, subiendo poco a poco el nivel. Sin embargo, él no parecía muy atraído a comenzar esa lectura. Pero, zas, llega Papá Noel y se lo deja, nuevito, a estrenar y en tapa dura como a él le gustan, un libro de los que apetece, vamos. Curiosamente, la maestra había hablado en clase de Momo y precisamente de esa edición, así pues, ya sobraban las razones para que estas Navidades, Momo llegara a su vida.

            El primer capítulo se hizo un poco cuesta arriba, porque a pesar de que el comienzo es maravilloso y te reporta al anfiteatro romano por excelencia y puedes echarle mucha imaginación, hay poca acción y parece que va a ofrecer poco. Eh ahí cuando yo decido practicar lo que siempre predico, leer al tiempo que él la misma obra. Bueno, al tiempo que él es imposible, él siempre va unos capítulos por delante, siempre me adelanta por la derecha y por la izquierda si hace falta.

            Momo es, sin duda, una lectura para no hacer solo. Es una lectura para hacer acompañado o acompasado de alguien con quien poder ir comentando todo lo que va apareciendo, todo lo que vas interpretando, todo lo que vas imaginando. Quizá esa misma maestra que lo recomendó en clase, debiera plantearse leer Momo con ellos en el aula, menos libro de texto y más lectura conjunta, comprensiva…quizás, quizás, quizás.

            Antes de que llegaran los RRMM había que tener terminado Momo porque así dábamos pie a sus Majestades a dejarnos algún que otro libro para el largo el invierno que tenemos por delante. Una vez leído nos planteamos hacer “knolling”, que vete tú a saber qué significa eso ¿no?

            “Knolling”: fotografiar objetos de forma ordenada. Dichos objetos deben forman ángulos de noventa grados, y la imagen debe captarse desde un plano cenital. Si aplicamos esto a una lectura, se trata de hacer una composición, similar a un bodegón, con objetos que tengamos por casa o podamos hacer sencillamente, relacionados con una lectura realizada.

                                                                    Nuestro “knolling” de Momo.

 

            Sobre una tabla que utilizamos para apoyarnos para escribir, dibujar o incluso leer, colocamos en posición horizontal o vertical algunos objetos relacionados con nuestra lectura de Momo. Dicha tabla, como puede verse, tiene un asidero, un espacio destinado a colocar nuestra mano y poder transportarla. Decidimos dejarlo en la foto por su valor simbólico, la necesidad que tenemos de agarrarnos a las personas que nos aportan algo, de estar con ellas, de compartir con ellas juegos, tiempo, risas, confidencias, secretos, aventuras…

            En un “knolling” de lecturas, parece imprescindible que esté el ejemplar en el que hemos realizado nuestra lectura. Como dije arriba, el ejemplar es una edición en tapa dura de la editorial Alfaguara, muy bien editado, elegante, con una tipografía adecuada, un buen interlineado y escasas ilustraciones. Un detalle este que ciertamente no nos gustó mucho, nos habría alegrado más que la edición estuviese ilustrada.

            El tiempo es importantísimo en esta novela de fantasía, de ahí los tres relojes que aparecen en la fotografía. Podríamos haber puesto muchos más y de distintos tipos, porque el reloj es por antonomasia lo que asociamos al tiempo. Momo pone de manifiesto cómo los adultos se obsesionan en ganar tiempo, en ahorrar tiempo y, paradójicamente, siempre están faltos de tiempo para jugar con sus hijos, para escuchar a los demás, para divertirse, para disfrutar de sus días. Estas Navidades nos ha venido muy bien esta lectura para reflexionar acerca del tiempo que nos dedicamos los unos a los otros, si es un tiempo de calidad, por qué no nos dedicamos más…

            Los Hombres Grises son los antagonistas de esta historia. El Heredero los ha representado con un personaje creado por él a partir de plastilina y piezas “Lego”. Los Hombres Grises aparecen fumando constantemente. Eso es algo que a mí no me llama especialmente la atención, pues he vivido rodeada de hombres que fumaban continuamente (salvo  mi “güelito” que lo dejó antes de que yo naciera, creo que todos los hombres que recuerdo fumaban en mi infancia); sin embargo, lo que son las cosas, al Heredero le llama poderosamente la atención que los Hombres Grises fumen constantemente. Contraste de generaciones. (Luego la obra explicará la razón de que fumen).

            La Tortuga Casiopea es otro personaje importante en la narración. Es el elemento mágico que ayudará a la protagonista. Un personaje que nos ha cautivado a ambos y que no hemos querido que faltara en la fotografía pues nos parecía que sin ella nada habría podido salir bien. Es un personaje que aporta ternura y sabiduría. Pragmatismo también.

            Además, aparece entre nuestros objetos la Flor de Pascua pues es típica de la Navidad y dado que lo hemos leído estas Navidades nos parecía un guiño interesante. En la historia aparecen unas atractivas “Flor de Horas” que serán un ingrediente perfecto para poner a salvo a toda la humanidad. El hombre se está condenando en su obsesión de ganar tiempo, de ahorrar tiempo.

            Por último, después de reflexionar durante mucho tiempo cómo podríamos simbolizar a la protagonista Momo, yo he llegado a la conclusión de que mi Momo particular es mi hijo. Momo es una niña, pero bien podría haber sido un niño. Momo simboliza todo aquello que nos ayuda a no dejarnos perder el tiempo en cosas absurdas, en no empeñarnos en vivir única y exclusivamente para conseguir más cosas materiales… Momo nos enseña que lo importante de la vida es compartir momentos con quienes queremos, divertirnos, disfrutar. Nos habla de la importancia de contar historias, de imaginar, de soñar… Nos pone de manifiesto qué importante es que los niños jueguen, no tanto con juguetes como con todo aquello que sale de su imaginación. Mi Momo, sin duda, es Pablo.

            Reflexionando y reflexionando nos hemos dado cuenta de que nuestros “hombres grises” de hoy son todas las pantallas. El tiempo que él está con su consola no es tiempo de juego imaginativo y creativo; el tiempo en el que yo estoy con el móvil mirando las redes sociales no es tiempo que podamos compartir y disfrutar juntos. Cuidado, hemos llegado a la reflexión, pero a la vista está que ni él va a dejar su consola, ni yo voy a dejar de embobarme con la pantalla del móvil. A veces, sabemos dónde está el problema pero no es tan fácil salir de él.

            La obra acaba con un breve epílogo del autor, Michel Ende, alemán, siglo XX (1929-1995) en el que nos habla sobre el narrador de la historia. Este breve epílogo nos ha servido en casa para diferenciar entre autor -un señor real que paga impuestos- y un narrador -un elemento literario, como los personajes, el tiempo, el espacio-, aquí lo dejo por si aquellas maestras y maestros aludidos al principio deciden llevarlo a sus aulas y enfatizar en esta cuestión.

            Hay que leer Momo, los niños y niñas de hoy deben leer esta obra, pero, sin duda, debemos leerla los adultos y las adultas. Debemos leerla y reflexionar sobre el tiempo, en qué lo gastamos y en qué lo deberíamos invertir, que no es lo mismo.

            Gracias por llegar hasta aquí. Pero, bueno, si has llegado hasta aquí, quizá te convenga leer este pequeño párrafo... ¿qué es el éxito? ¿Es el éxito lo único importante en la vida? Esto es lo que opinan los Hombres Grises, ¿estás de acuerdo?