sábado, 26 de enero de 2019

ATRÉVETE A ESCRIBIR EL EPÍLOGO




FICHA DE LECTURA

Referencia bibliográfica.
CAMBLOR, Gemma y GILI, Ester: El legado de Catherine Elliot, Lunwerg Editores, Editorial Planeta, 2018, Barcelona.
Temas.
El poder de los libros.
La fuerza de las mujeres.
La importancia de no dejarse vencer por las adversidades y de luchar por los sueños.
Resumen. (máximo diez líneas)
            Catherine Elliot ama tanto la escritura que firma sus primeros cuentos con pseudónimo masculino, hasta que escribe su gran obra. Ésta se niega a firmarla con pseudónimo, lo cual la lleva al fracaso. El libro, el único ejemplar, pasará de mano en mano cambiando la vida de sus lectores, impulsándoles la fuerza necesaria para creer en sí mismos y sus sueños.
Valoración personal. (mínimo veinte líneas)
            Este libro llegó a mis manos a través una de mis alumnas de 2º de la ESO. Estábamos preparándonos para escribir microcuentos cuyo tema debían ser las mujeres, mujeres protagonistas (requisito del concurso de microcuentos lanzado por el Dpto. de Lengua del IES Alfonso II de Oviedo). Yo mostraba mis libros sobre microcuentos y, también, sobre mujeres cuando ella levantó la mano. Dijo que tenía un libro ilustrado que le encantaba, su favorito, y que venía a cuento. Lo trajo en la próxima clase y al finalizar la misma, me dijo “te lo puedes llevar, ya me lo traes mañana (viernes) o el lunes”.
            Me lo traje (a pesar de tener pendiente para corregir unas cuantas fichas de lecturas recomendadas), me lo traje y como tenía tan poco tiempo no me puse a pintar, ni a soñar, me puse a leer este libro. Lo leí de un tirón. No me costó nada hacerlo.
            Lo cierto es que no sabía qué me iba a encontrar. Observé el índice, diez capítulos, diez mujeres, y un epílogo: la escritora, la institutriz, la viuda, la modernista, la coleccionista, la nieta de la encuadernadora –que me recordó El Club de los Poetas Muertos-, la saqueadora, la bibliotecaria, la investigadora y la librera. Tras esto:

Es un libro enamorado de la escritura.
Es un libro enamorado de la lectura.
Es un libro enamorado de los libros.
y me quedé impactada, no tanto por las palabras –que ampliaron mis expectativas- como por la mirada de la chica de la ilustración, una mirada risueña, una mirada alegre.
            Comencé a leer y no pude parar porque la caligrafía de los títulos ya me animaba a seguir y él ver cómo estos se iban ampliando a medida que el libro viajaba me sorprendía.
            Es cierto que en algunas historias, la narración perdía fuerza dejando paso a un texto más expositivo que narrativo, pero vino a mi memoria un artículo de un profesor universitario, Rafael Núñez, en el que habla de la a veces imposibilidad de crear textos puros. Supongo que es lo que le ha pasado aquí a Gemma Camblor. Son tantas sus ganas de plasmar, de visualizar una problemática, que se olvida de narrar. Lo cual no quita para que la narración, evidentemente, pierda. Aún así, a pesar de ello, el texto te arrastra, te invita a continuar el deambular del libro.
            Por otro lado, las ilustraciones, yo diría que acuarelas, acompañan al texto llenándolo de detalles que llegan al lector. Esa doble página del entierro en el capítulo de la viuda tienen toda la fuerza para transmitir ese dolor y el estado en el que se queda esta mujer al fallecer su marido; de igual manera que cuando vemos a esa modelo posando para el pintor, mirar a los ojos de él y a los de ella, es ejemplificar una antítesis en la ilustración. Quizá por tener muy reciente la lectura de Pintoras de Ángeles Caso, ver el cuadro de Tamara Lempicka en la casa de la coleccionista me ha despertado una sonrisa y ver que la saqueadora lo contempla extasiada me emociona.
            El libro, como instrumento, en su conjunto, tiene una edición cuidada en tapa dura, con cinta marcapáginas como si no hubiesen querido olvidar ningún detalle.
            Al pararme ahora a hacer este trabajo he pensado si no podría ser un manual de texto para un trimestre. Podríamos trabajar con él muchas cuestiones: empezaríamos por el sustantivo, que de ellos está repleto el índice y lo acompañaríamos de las palabras derivadas; luego también podríamos  escribir distintos tipos de textos: narrativos, descriptivos, expositivos, decálogos (¿no es un hermoso decálogo el que hace la nieta de la encuadernadora con sus amigas? Bastante criticables, sin duda, sus recomendaciones, pero eso nos da para una clase de tutoría con sus valores) y cartas, qué bonito y ya anticuado lo de las cartas (y qué pena me da a mí que se haya perdido, la infinidad de cartas que yo he escrito). Después de estos entrantes, podríamos leer los libros, al menos, fragmentos, que el Club nos recomienda.
            Ojo que el trimestre no sería solo lingüístico-literario, podríamos adentrarnos en la botánica y salir al parque a investigar; podríamos estudiar acerca de la Guerra Mundial; del mundo del Arte, practicar la técnica de la acuarela, conocer a mujeres pintoras de todos los tiempos; hablar de la salud y los cuidados para el bienestar; ¡ay, si la Institución Libre de Enseñanza nos viese ahora, encerrados en las aulas y pegados a nuestros libros de texto y nuestros currículos con sus programaciones!
            En fin, se ve que el libro me ha transmitido ese espíritu que transmite  El legado de Catherine Elliot a cuantas mujeres (y algunos hombres) lo leen, quiero cambiar “algo”, un poco solo, en el mundo: los currículos encorsetados. Anda, quizá esto sea por lo que el epílogo, la lectora, está vacío, porque lo creas tú lector, lectora. Tú debes escribir también tu historia.
            Cuidado con el libro, te puede dar fuerzas para soñar.

martes, 22 de enero de 2019

PINTORAS


Pintoras es hasta el momento la última obra de Ángeles Caso, su segunda obra infantil. Después de publicar con la editorial Libros de la Letra Azul (un proyecto más de la autora y a través de crowfunding en la página de Verkami) Ellas mismas. Autorretrato de mujeres pintoras y Grandes Maestras, publica ahora la versión infantil por el mismo camino, Pintoras.



Pintoras no es un cuento, no es un relato, ni tan siquiera una colección de cuentos, es un texto informativo en el que se nos pone en conocimiento la vida de veinticinco mujeres pintoras, veinticuatro con su nombre y su historia, la otra, la veinticinco, es una mujer colectiva, la mujer prehistórica, representa a todas las mujeres de ese período que también, al igual que los hombres, pintaban en las paredes de las cuevas. Ahí comienza este recorrido por la historia, como ya dijimos, de veinticinco pintoras.

La claridad expositiva de Ángeles Caso está aquí de nuevo latente, intentando contar en un susurro misterioso al oído del niño, de la niña, la historia de cada una de ellas. Lo hace tan ameno y tan de hoy que hasta algún "detrás suyo" se le escapa, de esos que tanto utilizan ahora jóvenes y no tan jóvenes, formados y no tan formados. 

Lo cierto es que el texto cala, su tamaño es proporcionado a la atención de los más pequeños pero plagado de datos curiosos e interesantes que llaman la atención.

Nos gusta a todos, a grandes y a pequeños. El hecho de que cada uno de esos textos finalice incitando a la investigación y a la práctica, animando a que cada pequeño pruebe a hacer su autorretrato, su retrato familiar, a plasmar la imagen de su mano, a soñar,  a imaginarse en otra época... es un placer.

En la selección de las pintoras Ángeles Caso, buena conocedora del tema, elige una representación significativa que dejará poso en nuestros niños y, por tanto, en nuestra sociedad.

La co-autora, la pintora cántabra Laura López Balza, hace lo propio con sus pinturas. Las llena de colores vistosos, alegres, que recrean las palabras de la escritora. Con sus pinturas pone imagen a las palabras de la escritora, a esos detalles que quizá no se perciban fácilmente en el original. Cambia algunas perspectivas, algunos encuadres, elimina elementos del original que podrían generar ruido en la mente del niño, acercándose así, como decimos ,más a las palabras explicativas de la investigadora pero sin perder de vista en ningún momento el original.

El libro como hecho físico, como entidad, es una maravilla de tapa dura y un papel de gramaje superior (como lo son Ellas mismas y Grandes maestras, cuya labor de diseño gráfico también hay que resaltar).  Una edición muy cuidada y elaborada que resistirá el paso de los años, parece, y de las muchas manos que deben hojearlo, porque no es un libro para una vez.. No es un libro para leer de un tirón y colocar olvidado en una estantería. Es un libro de consulta y también de recreo. ¿Cuántas veces se les pide a los niños que recreen una obra e intentan copiarla fielmente frustrándose? Este libro nos permite darnos cuenta de la libertad que se puede tener en la recreación de una obra respetando su esencia.


Pero no acaba aquí la historia, ni el libro. Cuando vi el proyecto en Verkami, tuve mis dudas, ¿deben los niños conocer el cuadro original y no una recreación libre? ¿Qué sentido tiene no mostrarle los originales? ¿Realmente es necesaria esta obra? Lo dicho, dudé bastante.

Al conocer el conjunto de la obra de Ángeles Caso quise apostar por su sentido común y su conocimiento del arte. Pensé en la obra de Anthony Browne, ilustrador mundialmente reconocido, Las pinturas de Willy que tanto nos gusta; y cómo no en la posible ilusión que le haría al pequeño que su nombre apareciese como mecenas (¡y vaya si le hizo!), entonces arriesgué.

En esta obra los originales también están recreados, en ellos aparece siempre el simio que caracteriza la obra de su ilustrador, de Anthony Browne.


Hoy creo que no fue un riesgo, si no , un acierto. Tenemos un estupendo libro de consulta, de entretenimiento y de formación. Y Ángeles Caso no me defraudó, al final del libro, y en papel pegatina, aparecen los cuadros originales. Se plantea el juego de ir relacionando, buscando, emparejando original y recreación. Esto nos permite analizar uno y otro, comparar y aprender. Juego éste que no aparece en Las pinturas de Willy. En este libro al final aparecen los cuadros originales también con su leyenda, pero para el infante resulta mucho más latoso andar de atrás hacia adelante buscando y comparando, además de los deterioros que puede ocasionar. Es cierto que esas hojas pueden desprenderse del libro, pero me temo que si lo hacemos, las perderemos. Por cierto, en esta obra, si mal no recuerdo, sólo tenemos a una pintora, a Frida Khalo, las demás se perderían en la noche de los tiempos si no fuera por la labor de Ángeles Caso y otras como ella que nos ofrecen estas otras alternativas.

Nosotros, ya tenemos tarea pendiente, hacer una "P" como Claricia hizo la "Q", ¿que no sabéis cómo? Id al libro, os lo desvelará. Nosotros también lo haremos cuando hagamos la actividad que nos hemos propuesto, no la hemos visto en el libro, pero es lo bueno que tiene que se te ocurren otras.






jueves, 17 de enero de 2019

PASADO Y PRESENTE

La visita de hoy, jueves 17 de enero, de Ángeles Caso ha sido todo un éxito desde mi punto de vista. Cuando tenga las fotos y escuche los comentarios del alumnado os contaré algo. Algunos ya me han dicho que se les hizo muy corta y esa es la mejor señal para saber si los alumnos están a gusto, que se les haga corta.

En fin, cuando una actividad se acaba hay que empezar otra. ¿En qué voy a enfrascarme? En los microcuentos. Como ya he comentado por aquí este curso me he incorporado al profesorado del IES Alfonso II de Oviedo y resulta que en este centro el Departamento de Lengua Castellana y Literatura lleva años organizando un concurso de microcuentos.

Reconozco que son para mí una pasión desde hace mucho tiempo, un juego de ingenio digno de plantear en clase. Nunca los he dejado del todo pero ahora se me plantea la oportunidad de retormarlos con fuerza. Como siempre, el tiempo apremia porque el plazo del concurso expira en breve, así que no puedo demorarme más y tenemos que ponernos manos a la obra, "zapatero a tus zapatos" que esto va a comenzar.

No sé si recordáis que en otra entrada, la de Alma Guillermoprieto, os dije que otra profesora allí presente me felicitó. Lo hizo por una obra que pronto, estos próximos meses, cumplirá nada más y nada menos que quince primaveras. ¡Cómo pasa el tiempo! (Yo lo noto en mi cara, en mi cuerpo y en mi mente).

Era el año 2004 y yo trabajaba en el IES de Cangas del Narcea, impartía 2º de bachillerato (lo hice durante dieciocho cursos y alcanzada mi mayoría de edad, me decidí a dejarlo pensando que me liberaría de cierta tensión que supone estar siempre mirando al ingreso en la Universidad, no fue así, pero eso es otra historia) y 4º de la ESO, dos cuartos, y qué cuartos. Eran tan buenos, "en el buen sentido de la palabra bueno", y yo estaba tan encantada con ellos que les propuse escribir microcuentos, minificciones. ¡Un éxito! Un éxito era, la verdad, cualquier actividad que les presentabas. Esta lo fue porque al ver que les costaba arrancar, les dije, lo que digo siempre a los alumnos, escribe de lo que conoces bien. y ¿qué conoce bien un cangués? La Descarga.

Invitarlos a escribir y dibujar (ya entonces miraba yo el libro ilustrado) fue para ellos un placer y un estímulo, tanto que quienes todavía no habían cogido un bolígrafo lo hicieron. Lo que son estas cosas, ellos, ilusionados; yo, emocionada, contagiamos este espíritu a medio centro, o más, y surgió la magia...




Me chantajearon, lo sé; me dejé chantajear, lo saben... conseguimos que nos publicasen el libro y consiguieron que tuviese vía libre un viaje al Fórum Barcelona que anidaba en sus cabezas. Tan bien se portaron, tan bien salió todo, que el curso siguiente estábamos organizando el viaje de estudios a Grecia. Una delicia. Una lástima que no corran buenos tiempos para nada y que eso en educación se note, porque aún hay buenos grupos que conseguirían que profesores más jóvenes hiciesen viajes con ellos, proyectos...

Me he desviado del tema y he convertido esta entrada en un capítulo, cómo se llamaba, de aquella serie americana, donde tres mujeres compartían hogar con la madre de una de ellas, Sofía, que siempre retomaba un recuerdo con "Silicia, 19..." Después de mi "Cangas, 2004" retomo el tema, no sin antes deciros que nuestro Microcuentos que arden (título que pusimos al libro) hizo camino siendo el primero de lo que pretendía, y quizá pueda llegar a ser, una colección, pues cuatro años más tarde publicaron Caminos de ida y vuelta.



Vuelvo entonces al tema de los microcuentos. Hay muchas páginas web  hoy en día donde pueden encontrarse los ingredientes para un buen microcuento. Estos son:

Brevedad
Metaficción
Elipsis
Final sorprendente
Título "poderoso"



Un buen cocinero no puede hacer un plato sublime solo con tener unos ingredientes óptimos. Necesita crear una receta, la combinación. Esa receta, la de los buenos microcuentos, es tan secreta como la de Panoramix o la de esa bebida refrescante de cola. Desde luego, yo no la tengo. ¡Ay, si la tuviera!

Yo llevaré libros de microcuentos (ya conocéis mi tendencia de profe-sherpa) porque siempre se ha dicho (Ángeles Caso también lo dijo hoy) que para escribir hay que leer, leer a los grandes. Para mí un grande del microcuento es Eduardo Galeano, así que lo meteré en mi mochila, y también los Microcuentos que arden porque ver que otros cómo tú lo hicieron antes, anima.





Ahora, ya sabéis, si salen buenos microcuentos, no lo olvidéis, el secreto está en la masa. No es la mano que lleva los ingredientes, si no, el que sabe qué hacer con ellos, el que hace una receta sabrosa.

¡Ojalá ganen algún premio! (aunque siempre se diga que lo importante es participar, ganar estimula una barbaridad).




domingo, 13 de enero de 2019

UNA GRAN MAESTRA ESTE JUEVES EN EL IES ALFONSO II DE OVIEDO


           Ángeles Caso, escritora, editora, periodista, historiadora, investigadora, mujer, vendrá esta semana a visitarnos al instituto. Recuerdo con nostalgia la última ocasión que compartí con ella. Entonces trabajaba en el IES Carreño Miranda. Ella iba a hablarles al alumnado de 4º de la ESO de la obra que estaban leyendo en clase Todo ese fuego, además de por supuesto de la Literatura, de las mujeres en la Literatura y otros temas que pudiesen surgir. Apareció como es ella, sonriente, amable, comunicadora, encantada de compartir con los jóvenes sus palabras. Fue una charla muy productiva, como lo son, en su mayoría, los encuentros con escritores en los institutos. Necesitamos muchos buenos encuentros de estos. Son magia. 


            Este próximo jueves 17 de enero está invitada a uno de estos momentos. En esta ocasión será en el IES Alfonso II de Oviedo donde ahora imparto clase. Ángeles aceptó encantada nuestra propuesta amoldándose a nuestras peticiones, así que, aún a riesgo de abusar y exprimir a la autora, organizamos dos encuentros: uno para 3º de la ESO y, otro, para 2º de Bachillerato. En un curso donde el centro ha apostado por trabajar desde distintos campos y con distintas actividades la igualdad de género y la lucha contra la violencia de género, la visita de Ángeles Caso encaja como anillo al dedo. (Lo hará dentro de uno de los programas del MEC).

            Es en 3º de la ESO donde mi cometido es presentarle a mi alumnado esta figura del panorama literario español: Ángeles Caso. [...] “Y resulta que esta profesora que hasta hace poco estuvo hablándonos de la coherencia”, deben estar pensando mis alumnos, “para hablarnos de Ángeles Caso nos habla de Mary Shelley, nos lee Mary, que escribió Frankenstein, nos recomienda Mary Shelley: la muerte del monstruo y nos sugiere que leamos Frankenstein o el moderno Prometeo.


              Después, se pone a hablarnos del género epistolar, nos recuerda los elementos de una carta, nos muestra álbumes ilustrados como Querida tía Ágatha (que todo él es una carta) y La Jardinera (donde un conjunto de cartas sirven para narrar una historia). Estos dos álbumes están tratados en este blog en la entrada "Cartas creativas".


           Todo apunta a que esta profesora se ha vuelto loca porque después de todo esto se pone a hablarnos de Ángeles Caso y sus libros, navegamos por su página web (www.angelescaso.com) leyendo su biografía y los títulos de sus obras en ella reseñados, pero resulta que no están los últimos y los saca de su mochila, una mochila sin fondo parece, como la de la original Mary Poppins que era una bolsa, porque de esa misma mochila también ha sacado los álbumes y la novela de Ángeles Caso, Un largo silencio (todos ellos circulan por el aula y nosotros los hojeamos, algunos ojeamos), y esos que saca ahora, los que dice que son los últimos de esta autora son Ellas mismas. Autorretratos de pintoras y Pintoras, espera, espera que también nos está diciendo que hay un segundo volumen que se titula Grandes mujeres. Mujeres en el arte occidental. Renacimiento-Siglo XIX. Nos comenta la profesora que para poder publicar estas obras Ángeles Caso se ha vuelto también editora y ha creado la editorial Libros de la Letra Azul, la cual ha sacado el dinero para poder editar estas obra a través de Crowfunding, una nueva forma de que proyectos de todo tipo vean la luz.

           ¿Qué más podrá sacar? Pues nada más por hoy, porque se han acabado las dos primeras sesiones, no sin antes ver un anuncio de Pavofrío que se titula “Fantasmas” y una entrevista a Ángeles Caso donde se habla de ese mismo anuncio. También hemos leído un par de artículos publicados en El Magazine y que podemos encontrar en www.magazinedigital.com: “Amigo chimpancé” y “Orgullosamente feministas”.

            Nos pide que investiguemos este fin de semana la vida y la obra de esta autora, ¿qué nos tendrá preparado? Nos dice que tenemos poco tiempo y que tendremos que escribir poniéndonos en la piel de Ángeles Caso”.

[...]

             Nos quedan muy pocas sesiones, dos exactamente, antes de la llegada de Ángeles Caso a nuestro Salón de Actos. ¿Qué les tengo preparado? Vamos a leer la carta que Ángeles Caso ha escrito dirigida a las jóvenes escritoras y después, leída y comentada, vamos a adentrarnos en un relato que esta narradora escribió para un libro titulado Frankenstein. Relatos donde seis mujeres escritoras  y un ilustrador han mostrado su visión de Mary Shelley y de esta su obra. Este relato de Ángeles Caso es una carta. Así que el círculo comienza a cerrarse, y lo cerraremos si tenemos tiempo con las cartas que el alumnado escriba siendo no ellos, sino Ángeles Caso, a imitación de esa obra en la que Ángeles se pone en la piel de Mary Shelley (ambos textos pueden encontrarse en la página web de Ángeles Caso).

               Por supuesto, a la par que hemos ido haciendo todo esto, han ido surgiendo preguntas que solo la misma invitada puede contestar; debates acerca de cuestiones que la autora podrá aclarar... qué ganas de que el jueves llegue ya.

viernes, 4 de enero de 2019

YA VIENEN LOS RRMM


MOURE, Gonzalo y HERNAZ, Juan: Silbo del dromedario que nunca muere, Editorial Lóguez, Salamanca, 2017.

          Un álbum cargado de significados, de emociones. Repleto de tropos de todos los colores. Guarda en su interior más de lo que muestra, y muestra un sinfín de lecturas.

             Esperamos estos días con ansiedad la llegada de los RRMM. Tres señores aparecen aquí, tres señores de los cuales uno le regala a Kinti, nuestro niño protagonista, un cuaderno en blanco y un lápiz.

             En este álbum, como en todos los buenos álbumes, se leen muchas historias. Hoy, aquí, solo quiero  quedarme con ese cuaderno en blanco y ese lápiz que sirve para contar el mundo, nuestro mundo. Ojalá estos tres señores dejen muchos cuadernos en blanco y muchos lápices para que muchos niños y jóvenes (y los que no lo somos tanto) puedan  escribir su forma de ver el mundo.

              Quedan para otros momentos (porque ya está dicho, da para muchos): los niños sin juguetes y sin consolas que hacen de una honda, el rey de los juegos; las voces de los abuelos lectores que calan en los jóvenes (la importancia de la voz y de la lectura en voz alta); la poesía; y la antipoesía, la guerra; las condiciones de vida en el Sáhara; Miguel Hernández; el mundo estelar -aunque sea en la imaginación del ilustrador, que me encanta-; los camellos; los tesoros escondidos; las religiones y sus libros...

              Cuando quedan muy pocas horas para que tres señores se presenten en nuestras casas, quiero pedir porque así lo deseo: que dejen mucha ilusión, mucha inquietud y curiosidad, algunos buenos libros (este podría ser uno de ellos) y unos cuantos cuadernos con sus lápices para que podamos hacer magia con las palabras, como reza en su contraportada: "La poesía nace de la tierra, de la necesidad de nombrar las cosas, de hacer magia con las palabras". (Por si esto nos confunde, estamos ante un libro narrativo contado con mucho lirismo. Es la historia de un niño que vive en el Sáhara).

              ¡Felices sueños!